6.1.08

LOLITA'S - GUION ORIGINAL - SECS. 01 A 09

01 + INT. DIA - CUARTUCHO EN BARRIO PORTUARIO DE VIGO

Raúl Fuentes, 35 años, aspecto rudo, pelo de cepillo, sin afeitar, se incorpora desnudo junto a un camastro en la penumbra de un cuartucho.

En el camastro duerme bocabajo la forma vaga de una mujer.

La habitación es pequeña y sórdida, cuelgan medias y prendas femeninas de una cuerda.

Dice con la voz rota, pero sin acritud:

RAÚL
¿Que te debo?

Una voz tabacosa, ahogada bajo la almohada, farfulla:

PROSTITUTA
Para los maderos es gratis.

Por toda respuesta Raúl acaba de ponerse los pantalones y tira sobre el camastro unos billetes en euros.

RAÚL
Dile a tu jefe que no me gusta que me financien los polvos.

Termina de ponerse la camisa y la americana y mira el camastro donde la mujer duerme boca abajo.

Una nalga oscura y bruñida, ofreciéndose con un repentino vigor y con su hoyuelo, asoma bajo la sábana revuelta.

Antes de irse se mira con desagrado en un espejo roto: Saca unos billetes más del bolsillo, los deja prendidos en una raja del espejo y sale del cuarto cerrando la puerta.

02 + EXT. DIA - CALLEJON EN BARRIO PORTUARIO DE VIGO.

Raúl se detiene un momento en el umbral de la puerta de salida. La inesperada luz del día le obliga a fruncir los ojos.

Tiene su coche, un Renault Laguna azul, aparcado apenas unos metros más allá.

Mientras camina saca una petaca de licor del bolsillo trasero del pantalón y echa un trago.

En dirección contraria avanzan dos mujeres vestidas a lo marroquí. Una de ellas lleva a una niña de la mano. La niña, a su vez, sujeta con la otra mano dos globos de colores.

Comienza a oírse el petardeo de unas motocicletas.

INSPECTOR PARDO (off)
Vamos a ver, buscalíos…




03 + INT. DIA - JEFATURA DE POLICIA.

El que habla, el inspector Pardo, de Régimen Interno, traje gris impecable, gafas de montura metálica, pinta de ejecutivo pulcro y eficiente, recuesta la nalga en el canto de una pequeña mesa escritorio que contiene gavetas vacías, un teléfono y una grabadora en marcha. Arrimados a la pared se ven archivadores metálicos y armarios, perchas con ropa, tableros con avisos y notas de trabajo, un ordenador encendido, etc. Raúl Fuentes, sentado muy displicentemente en la silla detrás del escritorio, escucha la requisitoria de Pardo como si oyera llover, entretenido en hacer aviones de papel. El interrogatorio tiene lugar en un ángulo de la sala de inspectores del Grupo de Narcóticos, una estancia bastante espaciosa donde los agentes redactan sus informes. Cuatro o cinco agentes, una mujer joven entre ellos, trabajan a cierta distancia de Pardo y Fuentes sin enterarse de lo que éstos hablan.

Esa mujer joven que se menciona entre la figuración de fondo es María, personaje que tendrá cierta relevancia más tarde. En consecuencia, habrá que remarcarla mediante un plano o darle una acción que, aunque trivial, marque su presencia.

El inspector Pardo prosigue mientras saca el correspondiente informe de la carpeta.

INSPECTOR PARDO
¿Por donde empezamos?

Respuesta inmediata y displicente:

RAÚL
Por donde a ti más te gusta. Por el culo.

La forma en que le mira Pardo es indicativa de que el sujeto y su carácter son sobradamente conocidos. Esboza una sonrisa y regresa su mirada a los papeles:

PARDO
Menos guasa, Fuentes, menos guasa...
¿Desde cuando estás en la Unidad de Narcóticos?

RAUL
Desde el regalito envenenado de los etarras. Volaron mi coche... ¡Joder, el día antes Ie puse neumáticos nuevos!

PARDO
Al parecer, también allí te pasaste con algún detenido. Fractura de clavícula…

RAÚL
Le rompí los dientes a culatazos…, lo sabes de sobra. Era de ETA y fabricaba bombas caseras.

Raúl escucha la requisitoria de Pardo como si oyese llover, haciendo aviones y pajaritas de papel.

PARDO
Mamado toda la noche y con una puta… ¿Tan alcoholizado estás que no te acuerdas que eres policía, que tienes una responsabilidad?

RAÚL
Lo olvidé todo menos el culo de la puta.

PARDO
Parece que de buena mañana ibas de ginebra hasta las cejas.

Raúl levanta el dedo índice, aseverativo, irónico:

RAÚL
Era vodka.


04 + EXT. DIA - CALLEJON EN BARRIO PORTUARIO DE VIGO.

Al llegar junto a su coche, Raúl se agacha y mira debajo. Se levanta, abre la puerta y toma asiento frente al volante. Sigue el petardeo de las motocicletas. Echa otro trago de la petaca. Desde aquí puede ver lo que pasa unos metros más allá, en el mismo centro de la calle:

Dos muchachos cabalgando sendas motocicletas de trial con indumentaria de cuero y casco uno de ellos. El otro lleva un cigarrillo en la boca.

Caracolean agresivamente alrededor de las dos mujeres marroquíes y la niña, pretendiendo asustarlas con gritos de guerra al estilo indio, muy divertidos.
Las moras, paralizadas en medio de la calle ante el acoso de los motoristas, gimen y lanzan gritos de angustia. Una de ellas protege con su cuerpo a la niña, quien sigue sosteniendo los dos globos de colores.
El motorista que lleva casco, en una de sus pasadas rozando a las mujeres, revienta uno de los globos de la niña con la brasa del cigarrillo, y el otro globo se escapa y sube hacia el cielo.
Raúl se queda mirando el globo que sube al azul.

PARDO (OFF)
¿Conocías de algo a las moras?




05 + INT. DIA - JEFATURA DE POLICIA.

Raúl niega con la cabeza, sin mirar a su interlocutor.

PARDO
¿Y a los chicos? ¿No reconociste a ninguno de ellos?

RAÚL
Llevaban casco.

PARDO
Sólo uno llevaba casco.


06 + EXT. DIA - CALLEJON EN BARRIO PORTUARIO DE VIGO.

El globo sigue ascendiendo hacia el cielo.
Raúl persiste en seguirlo con la vista, pero ahora cambia la mirada:
Los motoristas siguen caracoleando alrededor de las moras, inmovilizadas en medio de la calle, abrazadas entre sí y sin más recurso que lanzar gritos de espanto.
Raúl baja del coche y camina sin prisas hacia las moras y los motoristas. Uno de ellos inicia una nueva acometida contra las mujeres y pasa junto a Raúl, el cual, sin pararse, Ie suelta un fuerte codazo en el hígado y lo derriba. Tras él viene el otro y Raúl Ie da en la cara con ambas manos entrelazadas. El muchacho se dobla hacia atrás y luego hacia adelante, intentando inútilmente enderezar y controlar su máquina, que acaba brincando al dar contra el bordillo de la acera, para estrellarse acto seguido contra un muro. El motorista cae de mala manera, da la impresión de que pudiera haberse desnucado.

Las moras y la niña huyen asustadas.

La cabeza del segundo motorista empieza a sangrar sobre la acera, y su compañero, que se ha incorporado doliéndose del golpe, se Ie acerca consternado. Mira a Raúl y balbucea en voz baja un "Hijo de puta".

Con absoluta indiferencia, Raúl regresa a su coche, lo pone en marcha y se aleja.



07 + INT. DIA - JEFATURA DE POLICIA.

PARDO
Pues el rubio es el hijo menor de Moncho Tristán. Aún no ha cumplido los veinte…, y está grave en el hospital.

RAUL
No me toques las pelotas, Pardo. A ese mamón había que pararle los pies y eso fue lo que hice.

PARDO
¿Sabes lo que dicen los jefes? Que vamos a tener por aquí una nube de abogados…

RAUL
Había que romperle los huevos a alguien y tú no estabas allí... ¿Lo has cogido, o es demasiado para un chupatintas como tú?
Pardo levanta con una mano los papeles y con la otra – índice extendido – los señala:

PARDO
¿Sabes lo que es esto? Pues es tu expediente… Y hay una nota del jefe: “Suspensión cautelar de empleo y sueldo” Dos meses.

Insiste golpeando con el índice los papeles:

PARDO
¿Lo has cogido, liante de mierda? Dime si lo has cogido tú…

Raúl sale dando un portazo.




08 + EXT. DÍA – OTRO CALLEJÓN EN VIGO

Al fondo, llegada del coche de Raúl. Desciende de él y avanza hacia cámara hasta introducirse en un bar cuyo rótulo anuncia: BAR EL ANCLA.





09 + INT. DIA - BAR EL ANCLA

Ambiente marinero en local modesto, con un par de hombres ociosos en una mesa y otro leyendo un periódico en el mostrador, atendido por un viejo de piel renegrida con un caliqueño en los labios.

Raúl entra y echa una ojeada al personal: Jugando en la máquina del Millón, con una taza de café al alcance de su mano. A sus pies, en el suelo, descansa un pequeño maletín como el que habitualmente usan los hombres de negocios. Es un hombre bajito y cincuentón, cabellos planchados, rasgos indios, muy atildado y pulcro. Observa de reojo a Raúl dirigirse al mostrador, interrumpe el juego y coge la taza de café para beber un sorbo con exquisito gesto.

Raúl se planta frente al mostrador, en un extremo. Habla expresamente en tono alto y claro:

RAUL
Un vaso de leche caliente.

TABERNERO (con aire de chunga)
¿El señor la quiere desnatada, entera o condensada?

RAUL
Lo pensaré mientras me tomo un orujo.

TABERNERO
Eso está mejor.

El hombre que está en la máquina del millón viene hacia la barra y se encarama en un taburete, junto a Raúl, trayendo consigo la tacita de café y el maletín que estaba a sus pies. Cuando el tabernero les da la espalda, Raúl observa las manos enguantadas del colombiano rodeando con delicadeza la tacita de café.

RAUL
El señor Mazuera, supongo.

Mazuera mira con recelo a su alrededor.

MAZUERA (apenas en un susurro)
Señor Fuentes…, le voy a poner un as en la mano.

El tabernero sirve la copa de orujo y Raúl espera que les vuelva la espalda.
RAUL
Ya me ha puesto un vaso de leche en la boca. Diga… ¿Qué quiere de mí?

MAZUERA
Está usted en el punto de mira de los Tristán.

Estas palabras no parecen impresionar a Raúl. Tan sólo dice después de un trago:

RAÚL
Ah, ¿sí?

MAZUERA
Ya le han comprado una silla de ruedas con motor al hijo pequeño…, al que usted desnucó. ¿Se acuerda?

RAÚL
¡Qué miedo, oiga!

Mazuera sorbe con la máxima delicadeza su tacita de café, adelantando el belfo, y luego añade:

MAZUERA
No está usted solo… Yo también estoy señalado.

RAÚL
¿Usted? ¿Por qué?

MAZUERA
Bueno…, verá… Me las arreglé para desviar unos cuantos quilos de polvo blanco.

Aguarda para ver el efecto que producen sus palabras en Raúl y luego añade:

MAZUERA
El padrino se lo ha tomado a mal… Esta gente es así, ¿sabe? No perdonan.

Como excusa, sorbe un trago de su taza de café, pero es evidente que tiene algo más qué decir:

MAZUERA
Si guarda su pellejo, guardará el mío… ¿Entiende?

Raúl bebe el orujo de un trago y pide que le sirvan otro.

RAUL
A medias… ¿cuál es su oferta?

MAZUERA
Aquí no.

Baja del taburete y se dirige a la puerta.

Raúl espera a que le sirvan el segundo orujo sin ni siquiera volver la cabeza. Lo toma, también de un solo trago, y luego se dirige a la salida.

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