20.1.08

PLANIFICACION DE "LOLITA'S"

Tal vez convenga aclarar que los días que no se encuentran incluídos en el blog, que son los días que van del 8 al 18, pueden obtenerse clicando en NOTICIAS.

En su día ya expliqué que utilizaba el recuadro noticias por falta de conocimiento en cuanto al manejo de un blog.

13.1.08

GUIÓN ORIGINAL - SECS. 70 A 73 - FINAL.

70 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB.

Raúl entra.

Milena está en la barra atendiendo a un cliente.

Cuando Raúl llega junto a ella, el cliente tiene una de sus manos en los pechos de Milena, introducida por debajo del brevísimo vestido, y ella a su vez, tiene una de sus manos en la entrepierna del cliente.

Milena no se inmuta. En su voz hay cierto tono de desafío:

MILENA
¿Qué quieres, policía?

En un instante Raúl recobra su tono malhumorado y despótico:

RAÚL
De momento me conformo con que quites la mano de donde la tienes. Y ese también.

Evidentemente el cliente no quiere tener problemas. Saca la mano del escote de Milena y se aleja hacia el anonimato del fondo.

MILENA
¿Qué más?

RAÚL
Vamos a hablar.

Al mismo tiempo que lo dice, Raúl hace un gesto significativo con la cabeza, como si indicase la dirección a seguir, o sea la escalera de caracol (debe entenderse que quiere ampararse en la privacidad de la habitación). Lo subraya poniendo una mano en el hombro desnudo de Milena.

Milena hace un claro gesto de rechazo.

Para afirmar su propuesta y al mismo tiempo acceder a la resistencia de ella, Raúl se aparta de Milena y va a situarse junto a una mesa, en la penumbra del fondo.

Milena no quiere obedecer a la primera. Aguanta unos momentos junto a la barra, sosteniendo la mirada de Raúl, pero finalmente acude.

Se sientan frente a frente, y aguantan en silencio como si ninguno de los dos quisiera ser el primero en hablar.

RAÚL
¿Por qué no vamos a tu habitación?

MILENA
No quiero follar contigo.

Ahora Raúl mira directamente a los ojos de Milena, y ella se siente en la necesidad de justificarse, aunque sea por lo mínimo.

MILENA
Sería una traición.

RAÚL
Imagina que yo soy él.

Es evidente que Milena no esperaba semejante respuesta. Tiene que digerirla, y dejar que pasen unos segundos.

MILENA
Si quieres ser Valentín, haz como él.

RAÚL
¿Qué debo hacer?

MILENA
Traerme caballo. Ando escasa.

La respuesta de Raúl consiste en poner un fajo de billetes encima de la mesa.

RAÚL
Esto es para ti.

Pone junto a los billetes un ticket de vuelo.

RAÚL
Puedes volver a casa.

Milena está desconcertada. Espera que Raúl le explique algo.

RAÚL
¿Cuánto le debes a la compañía? ¿Cien mil? ¿Doscientos mil? Cancelado. Ya no les debes nada.

MILENA
¿Te has vuelto loco?

Raúl deniega insistentemente con la cabeza:

RAÚL
He comprado tu libertad, y lo he hecho a mi manera. Eres libre. Puedes volver a tu país.

El asombro de Milena es cada vez más evidente, a tal punto que su voz está afectada por un cierto sofoco cuando dice:

MILENA
Yo no quiero volver a mi pueblo..

A continuación el tono de Raúl recobra no solo autoridad, sino también agresividad:

RAÚL
¿Qué quieres, ser puta toda la vida?

La respuesta de Milena es lacónica:

MILENA
Sí.

Hace intención de levantarse indicando así ánimo de dar por terminada la conversación, pero vuelve a sentarse para decir sofocadamente:

MILENA
Estoy pagando mi deuda, pero gano mucho dinero. Mucho más que un policía de mierda. Me gustan mis compañeras y me gusta lo que hago. Simulo orgasmos, pero me encanta hacerlo.

De nuevo hace intención de ponerse en pie, pero esta vez Raúl se lo impide.

RAÚL
Yo sé distinguir muy bien entre un orgasmo real y un orgasmo simulado.

La respuesta de Milena es contundente, pero posiblemente es también una simulación:

MILENA
Si quieres ser mi macarra, tráeme caballo.

Se aleja perdiéndose en la oscuridad del fondo.

El fajo de billetes ha quedado sobre la mesa. Raúl lo coge y se dirige a la barra. La cámara se queda en el sitio, de forma que podemos ver como, en plano general, Raúl le hace una seña a Carmen y ésta acude con una botella de whisky en la mano. Entendemos que hay una conversación entre ellos, pero no la oímos.

Aproximación.
RAÚL
¿Muy lejos?

CARMEN
Apenas a cinco quilómetros. A la derecha.

Carmen saca de una estantería una figura que pone en la barra, delante de Raúl. Es una figura vulgar, de barro pintado, representado a un ángel con alas y provisto de una espada que pretende ser flamígera. Añade:

CARMEN
Pides un whisky y pones esto junto al vaso. Ellos entenderán.

Primerísimo plano del ángel con espada.




71 + INT. DÍA – DISCOTECA ELEGANTE – BARRA Y PISTA DE BAILE.

Suprimida.




71 A (antes 63) + EXT. ATARDECER - CHALET. PORCHE.

La bicicleta de Valentín sin la rueda trasera y puesta del revés frente a los escalones del porche, donde se sienta Raúl aplicado en reparar y limpiar la cadena y los frenos.

Olga asoma a la puerta, lleva un pañuelo atado a la cabeza, botas de media caña y algunos correajes y arneses al hombro, dispuesta para irse al trabajo. Pasa junto a Raúl, pero unos pasos más allá se detiene y deja los arneses en el suelo. Se sienta junto a Raúl. No se miran.

OLGA
En otros tiempos hablabas conmigo. Me contabas tu corazón. ¿Por qué ahora no?

Escueta respuesta de Raúl:

RAUL
Porque eres la mujer de mi padre.

Ni la mira, sigue ocupado en lo que hace.

OLGA
Si piensas que no quiero a tu padre, estás equivocado.

RAÚL
Qué más da, Olga...

Olga inicia la retirada, pero apenas da unos pasos, se vuelve y queda mirando a Raúl. A continuación retrocede y queda en pie frente a él.

OLGA
Nadie ha muerto por ti. Ha sido un accidente, una confusión…, pero tú te has empeñado en hacer de ti mismo un enigma…

Limpiándose las manos de grasa con un trapo, Raúl da muestras de un sentimiento que se esfuerza en reprimir. Mueve la cabeza insistentemente como si negase lo que le están diciendo:

RAUL
Ningún enigma, Olga… Es muy sencillo: no me gusto.

OLGA
Crees que no te quieren, pero eres tú quien no nos quiere.

Raúl cabecea asintiendo. ¿Acaso hay lágrimas en sus ojos?

Y a continuación Olga se aleja.

Raúl, ahora sí, levanta la cabeza y la contempla. Efectivamente, hay lágrimas en sus ojos.

RAÚL
Olga…

Olga se detiene. Vuelve la cabeza hacia Raúl.

Raúl quiere decir algo, pero no puede, o no sabe qué. Niega con la cabeza sin dejar de mirar a Olga.

La expresión de Olga no refleja desconcierto ni sorpresa. Es como si realmente hubiese oído algo pretérito y sabido.

Raúl sigue negando con la cabeza.

Olga se aleja.






72 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Un ciclista viene hacia cámara.

Cuando llega a plano medio, un travelling atrás lo acompaña durante unos segundos. Reconocemos a Raúl, pero el mimetismo sobre el aspecto de Valentín se ha completado.

La cámara gira con él hasta encuadrarlo de espaldas, sin dejar de pedalear.

Al fondo la imagen inconfundible del edificio donde se alberga el Lolita’s club.





73 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN RESIENCIAL

Milena está durmiendo, en la cama, de cara a cámara.
Al fondo, la puerta de la habitación, que en este momento se abre y aparece Raúl. Su aspecto es muy parecido al que tenía Valentín en la secuencia 19. Como efecto del contraluz, lo vemos en silueta, lo cual puede dar lugar a que se dude acerca de cuál es su verdadera identidad.

Raúl se inclina sobre la muchacha, pero no llegamos a ver los rasgos de su cara.

Ella tiene la cabeza parcialmente oculta bajo la almohada y el pelo derramado apenas deja ver su rostro.

Junto a la almohada, un vaso medio tumbado con colillas y restos de líquido. Un tubito para esnifar y, también, las trazas sobre el vidrio de lo que ha sido una raya de heroína.

Raúl coge el vaso y lo deja en la mesilla de noche, y, con cuidado de no despertarla, abre su puño para quitarle lo que tiene cogido: un frasquito mediado con un polvo blanco. Lo guarda en el cajón de la mesilla, arropa a la durmiente, la besa en la oreja…

En este instante Milena abre los ojos y pronuncia, con voz dormida, afónica, unas pocas palabras:

MILENA
Su hermano no ha venido hoy, señor…

Raúl se pone en pie y luego se encamina hacia el mismo rincón que ocupara Valentín en la secuencia 34, adoptando la misma o parecida postura allí descrita.

Más o menos en este momento se hará uso de un tema musical que será idéntico al que se utilizó en la secuencia 19.

Milena ha quedado de cara a cámara. Es evidente que no estaba durmiendo, que en todo caso lo fingía.
Del mismo modo que sucediera en la secuencia 34 Milena, sin cambiar de posición en la cama, extiende un brazo hacia atrás, como ofreciéndolo a Raúl.

Se repite la misma acción atribuida a Valentín en la mencionada secuencia 34.

Sin embargo, Milena impide que Raúl prosiga en sus caricias.

Sonríe. Y esta vez abraza apasionadamente a Raúl.


FIN
________________

12.1.08

GUIÓN ORIGINAL - SECS. 60 A 69

60 + EXT. DÍA – FACHADA DE PUTICLUB.

Punto de vista de Milena. Picado.

Raúl sale corriendo del puticlub. Abre la puerta del coche y saca de él a Valentín. Lo tiende en el suelo, bajo la lluvia, y se inclina sobre él.

Aproximación.

Valentín tiene la cabeza ensangrentada y difícilmente se puede suponer otra cosa que su muerte. No obstante Raúl aplica su boca a la boca de Valentín y pugna por recuperarlo.

Raúl comprende que su empeño es inútil y lo abraza contra su pecho, meciéndolo y emitiendo al mismo tiempo un tipo de gemido que recuerdan los que hace poco emitía en otra situación.

Las chicas del puticlub han salido al exterior y contemplan la escena, impresionadas. Sus indumentarias son las de trabajo, muy breves, pensadas para que el cliente pueda ver lo que se le ofrece.

Encadenado lento.

Las mismas chicas en el mismo lugar. Tal vez la colocación de alguna de ellas ha cambiado. Y lo que realmente ha cambiado es su indumentaria. Evidentemente es otra hora del día y van todas sin maquillaje, en bata, y hasta alguna con rulos en el pelo. Miran todas en una misma dirección.

Punto de vista:

Un coche fúnebre avanza lentamente por el camino próximo al puticlub. Detrás, muy próximo, va el coche de Raúl. Sigue lloviendo.

Aproximación.

Raúl al volante, a su lado José y detrás Olga, inclinada hacia delante en su asiento y con los ojos cerrados, echa los brazos sobre el pecho de José sentado frente a ella, y pega la mejilla a su cuello, tratando de consolarle. El rostro de Raúl, con gafas oscuras y mirando al frente, es una mascara pétrea.

Por detrás del grupo de chicas aparece Milena con una colcha sobre los hombros. Contempla el paso de la pequeña comitiva funeraria. Se toca los labios con los dedos y lanza un beso al objetivo, muy despacio, entornando los ojos arrasados en lágrimas. No puede contener el llanto y las chicas que están a su lado quieren consolarla.






61 + EXT. DÍA LLUVIOSO - CEMENTERIO.

Breve ceremonia del entierro. José, Raúl, Olga y un reducido grupo de personas, entre ellas Simón con la boina en la mano.

Un poco más allá, algo alejado del grupo, está un coche de la policía. Desciende de él, pero no se une al grupo, un individuo cuarentón de pelo blanco y anteojos negros. No lleva uniforme y es comisario de la jefatura local.

Es un entierro laico. José es el encargado de pronunciar las alabanzas de rigor.

Olga se adelanta y deposita una rosa sobre el féretro.
El comisario Sanz se acerca a Raúl, aseverativo, tratando de conjurar evidentes peligros con sus advertencias:

COMISARIO (por encima del hombro)
Como comprenderá, lo primero que he hecho es preguntar por su expediente… Ha estado usted de servicio en el país vasco y ha tenido problemas…

Raúl no disimula su angustia y mucho menos el procedimiento adoptado para aplacarla. Bebe directamente de una petaca de whisky que saca de su bolsillo.
COMISARIO
El informe de balística no deja lugar a dudas.

Raúl hace gestos negativos con la cabeza y la mano que le queda libre.

RAÚL
Se han equivocado… Me querían matar a mí, eso es cierto… Pero no ha sido ETA.

COMISARIO
El calibre y la pistola son de ETA.

Raúl parece hablar para sí. Está diciendo en voz alta lo que piensa:
RAÚL
En este país no tenemos asesinos listos… Para qué se van a tomar la molestia si la policía es tan idiota.

Y a continuación se dirige directamente al comisario:

RAÚL
¿Acaso cree usted que cuesta mucho fingir un calibre y una pistola?

COMISARIO
La práctica demuestra…

Raúl lo interrumpe con violencia, poniéndose en pie:

RAÚL
¡Basta! ¡Lárguese! ¡Fuera!

El comisario está lívido. Se dispone a retirarse, pero unos pasos más allá se vuelve y advierte:

COMISARIO
Le aconsejo no hacer nada por cuenta propia, no tenga que arrepentirse...

Un gesto despectivo de Raúl, encoge los hombros y empina de nuevo la botella.

Olga viene hacia él y lo abraza llorando.












61B (Antes 61A) + INT. ATARDECER - CHALET. HABITACIÓN DE VALENTÍN

Raúl entra en la habitación, se acuclilla junto a la cama y extrae de debajo el maletín que le entregara Marzuera.
También la pistola que está encima del maletín. Se la pone en la cintura, entre el pantalón y la camisa.




62 + INT. ATARDECER - CHALET. SALA.
Suprimida.




63 + EXT. ATARDECER - CHALET. PORCHE.

Pasa a ser la 71 A.





64 + EXT. DÍA – HOTEL DE MEDIANA CATEGORÍA EN ALICANTE.

Suprimida.





65 + EXT. DÍA – HOTEL DE MEDIANA CATEGORÍA EN ALICANTE.


Suprimida.




66 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN DE NANCY.

Suprimida.






67 + EXT. DÍA – PAISAJES Y CARRETERAS.

En sentido inverso, los mismos paisajes que en la secuencia 13, cuando Raúl se dirigía a Alicante.

Ahora regresa a Vigo.




68 + EXT. DIA - OTRO CALLEJÓN EN VIGO.

Como en secuencia 08, llega el coche de Raúl.





69 + INT. DIA - BAR EL ANCLA

Se abre la pequeña puerta del fondo del bar, entra Raúl y se dirige a una mesa algo apartada. Lleva el maletín que ya conocemos y lo deja a sus pies, debajo de la mesa.

En el bar hay tres clientes, uno en el mostrador, leyendo un diario, y dos viejos jugando al domino en una mesa. El tabernero prepara tapas detrás del mostrador.

Raúl se sienta en la mesa, de cara a la entrada principal, sin desprenderse de la gabardina sobre los hombros. Consulta su reloj, pide un vaso por señas y se queda pensativo, perdido en evocaciones:

Un flash de Milena en el momento en que se levanta de la mesa y viene hacia él. Intenso atractivo sexual de la imagen. (Puede ser otra imagen. Tal vez relacionada con el esforzadamente contenido orgasmo de Milena).

Se abre la puerta y entra César Ramón Tristán, 60 ó 65 años, bien vestido, con un toque ostentoso y hortera, camisa de seda abierta sobre el pecho y medallón de oro, chaquetón de piel con vistosas solapas y sortijones en los dedos.

Tras él va un sujeto con pinta de gorila.

Tristán se para al entrar, mira a Raúl sentado en su mesa, calibra el lugar con expresión desdeñosa y con la cabeza indica a su acompañante que se quede en la barra.

Seguidamente se dirige hacia Raúl, que espera a tenerle enfrente para encender un cigarrillo. Con un gesto le sugiere que tome asiento.

TRISTAN
¿Cómo es que estás vivo?
RAUL (irónico)
En homenaje a Nelson Mazuera, me he levantado de la tumba.

Tristán toma asiento y al mismo tiempo dice:

TRISTAN
Mi hijo está en el hospital y te manda saludos.

Raúl reacciona con la habitual violencia. Por debajo de la mesa pone el cañón de su pistola en el abdomen de Tristán.

RAUL
Estoy en dudas… No sé si he venido aquí a matarte o a pedirte un favor.

Los rasgos de Tristán denotan estupefacción y miedo.

TRISTÁN
Lo del favor será más fácil para mi…, y para ti.

Hace un leve gesto con la cabeza y los gorilas que han venido con él se acercan, las manos ocultas en los bolsillos.

Raúl, con la mano que le queda libre, pone delante de Tristán el maletín que recibió de Mazuera.

RAÚL
Ábrelo.

Tristán obedece. Hojea brevemente los papeles que hay dentro del maletín. Lo cierra de nuevo. Rodeado por sus guardaespaldas mira directamente a los ojos de Raúl.

TRISTÁN
¿Y qué más?

RAÚL
Tengo entendido que a estas chicas hay que ablandarlas para que acepten ser putas. Hacer que entren en la droga es sencillo…, pero… ¿quién se ocupa de desvirgarlas? ¿Tú?

Tristán traza con los labios algo que quiere ser una sonrisa.

RAÚL
Será con el mango de una escoba…

TRISTAN
Ten cuidado. (Lo remarca mucho) Ya no eres un poli, ya no puedes ir por ahí tirando de placa. Sabemos que te han expulsado...

RAUL
¿De verdad crees que necesito la placa para machacarte los huevos?

Con la pistola hace más presión sobre la barriga de Tristán.

TRISTÁN
Veamos… ¿De qué favor se trata?

Como Raúl retira la pistola, Tristán hace un gesto con la mano y los gorilas se alejan.




11.1.08

GUIÓN ORIGINAL - SECS. 50 A 59

50 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Milena y Raúl en plena acción erótica.

Él tiene hundida la cabeza junto al hombro de Milena. Parece que el estado orgásmico le hace olvidar cualquier tipo de intención previa.

Ahora levanta la cabeza, adopta una actitud claramente esforzada, típica del hombre que quiere dar placer. Con los ojos cerrados, jadea desde el mismo centro de su diafragma.

En cambio Milena tiene los ojos abiertos y los labios fruncidos con la evidente intención de contener cualquier tipo de expresión erótica.

Como los jadeos de Raúl van en aumento, Milena pone una mano sobre su boca.




51 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Llueve.

Una moto ocupada por dos individuos, con casco e impermeable negro, avanza lentamente por efecto del teleobjetivo.




52 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. PASILLO

Viene Valentín por el pasillo.

A medida que avanza, la cámara se acerca a él. Hasta coincidir en la puerta de la habitación de Milena.

Ningún ruido denuncia lo que está pasando dentro.

Valentín, apenas con un gesto de su mano, empuja la puerta y ésta se abre en todo su batiente.

En ese mismo momento – es evidente – se produce una situación de éxtasis entre Milena y Raúl. Sin poderlo contener más, Milena emite una profunda aspiración haciendo que el aire ruja en su garganta. Al mismo tiempo abre los brazos en una actitud de entrega.

En cambio Raúl, obedeciendo a sus impulsos instintivos, muerde hasta hacer brotar sangre el comienzo del cuello de Milena.

No obstante, unos segundos después, ambos son conscientes de la presencia de Valentín en la puerta. Suspenden toda actividad, las miradas puestas en esa aparición: Valentín en la puerta con el extraño sombrero de papel de periódico.

Valentín huye de esta situación, alejándose por donde ha venido, pasillo adelante.

Milena, en un acto reflejo – tal vez por pudor ante sus propios sentimientos – se cubre por completo con la sábana.






53 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Sigue lloviendo.

Avanza por la carretera la moto que ya conocemos. Apenas un par de segundos, a modo de flash.








54 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.

Valentín baja las escaleras de caracol y, por unos instantes, se detiene al pie. Como expresión de la angustia que le embarga, balancea ligeramente el cuerpo, atrás y adelante.

Las chicas lo miran en silencio. Jennifer tiene en las manos el sombrero de lluvia.

Sin duda con ánimo de aliviar el patético aspecto de Valentín con ese sombrero de papel en la cabeza, Jennifer se acerca a él y lo sustituye por el sombrero de lluvia de Raúl.

Le acaricia la mejilla con una mano al tiempo que apenas emite un susurro:

JENNIFER
Sigue lloviendo. Cuídate.

Valentín se dirige hacia la salida.

Jennifer se vuelve hacia sus compañeras y en un gesto instintivo pone sobre su cabeza el sombrero de papel de periódico.

Ríen todas.





55 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

La insistente imagen de la moto. Cada vez en un plano más próximo.






56 + EXT. DÍA – FACHADA DE PUTICLUB.

Llueve fuertemente.

Aparece Valentín y, sin prisas, se dirige al coche de Raúl y se mete dentro, frente al volante. Ahora lleva en la cabeza el sombrero de lluvia de Raúl.

Aproximación.

Valentín exterioriza su preocupación con movimientos de cabeza arbitrarios. De vez en cuando emite una especie de gruñido.

Sigue lloviendo intensamente.

Valentín mueve las manos delante de sus ojos, como si quisiera exorcizar sus pensamientos.

Sin transición, emite ruidos de motor con la boca:

VALENTÍN
Brrrrrr.., brrrrrrr…

Aprieta fuertemente el volante con ambas manos.

Por detrás del coche, viniendo por el camino que conduce al puticlub, se acerca la moto de gran cilindrada. Debe ser una aproximación lenta, un tanto fantasmal, a través de la cortina de lluvia.

Montan la moto dos hombres con anorak y casco. Se paran
apenas unos metros más atrás. El que va de paquete
descabalga y avanza decidido hacia el coche al tiempo que extrae una pistola.






57 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Milena sigue cubierta hasta la cabeza con la sábana.

Raúl se acerca a ella y separa la sábana.

Una mirada intensa entre ellos.

Suena un disparo.

Reacción de ambos.







58 + EXT. DÍA – FACHADA DE PUTICLUB.

Dos disparos más directamente a la cabeza de Valentín, atravesando el vidrio de la ventana, y acto seguido suena el claxon del Renault.

La cabeza ensangrentada de Valentín ha caído sobre el volante y hace sonar el claxon.



59 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Raúl se incorpora bruscamente mientras se oye, remoto pero insistente, el claxon del Renault.

Ante el sobresalto de Raúl, Milena también se alarma.

Raúl abre la ventana, la persistente llamada del claxon se hace más nítida en medio del rumor de la lluvia y se distingue borrosamente el coche parado ahí abajo, frente a la fachada del puticlub.

En estos momentos la moto avanza hasta ponerse a la altura del coche y el hombre que acaba de hacer los disparos se sube en ella. Huyen a toda velocidad.

Raúl, desnudo como está, se precipita hacia la puerta.

Milena se levanta y va a la ventana.





10.1.08

GUION ORIGINAL - SECS. 40 A 49

40 + EXT. ATARDECER - CHALET. PROXIMIDADES. PORCHE.

Por el camino que conduce al chalet, viene Valentín pedaleando su bicicleta.

La deja en el porche y se introduce en la casa.




41 + INT. ATARDECER - CHALET. SALA. PASILLO. HABITACIÓN.

Entra en la casa Valentín y emite unos sonidos inarticulados que pretenden ser un aviso de su presencia, o tal vez una demanda acerca de la posible presencia de alguien.

En silencio, avanza por el pasillo y ahora llama su atención un sonido semejante al que tantas veces escuchó tras las puertas del puticlub. Se detiene en la puerta correspondiente y simplemente, con la acción de un solo dedo, la empuja.

A través del reducido espacio que permite la escasa abertura de la puerta, puede apreciarse que lo que está sucediendo es evidente: Olga y Raúl, desnudos y abrazados, en plena acción erótica.

Regresamos por corte a un primer plano de Valentín tras la puerta. Una inflexión de la música nos ayuda a entender que lo que acabamos de ver tal vez no suceda sino en la cabeza de Valentín.

El regreso a un punto de vista nos certifica que es así: Raúl está junto a la ventana, vestido, en actitud reflexiva. Olga no se encuentra en la habitación.

Raúl se gira para mirar a su hermano:

RAÚL
¿Qué pasa?

VALENTÍN
Olga es de papá.

Su respiración se vuelve agitada. De pronto comienza a darse cabezadas contra la puerta.

Evidentemente Raúl es capaz de comprender los extraños estados de ánimo a que puede acceder Valentín. Acude junto a él.

RAÚL
Valentín…, tranquilo…, quieto…

Valentín no obedece del todo. Raúl hace que se siente al borde de la cama, con ambas manos en sus hombros, sujetándolo.

VALENTÍN (insiste en una suerte de lloriqueo)
Desnudos.

Raúl tiene que apoyarse en la cama para poder hablarle a Valentín, muy cerca del oído.

RAÚL
Eso fue hace dos años, Valentín… Papá y Olga no se conocían…
Yo y Olga nos queríamos…

Tercamente insiste Valentín:

VALENTÍN
Olga es de papá.

Raúl hace lo que puede para luchar contra una mentalidad anormal. Insiste como único remedio:

RAÚL
Sí…, sí…, sí… Olga es de papá. Para siempre. Es de papá. Que se la quede papá.

Ahora Valentín baja la cabeza y dice confusamente:

VALENTÍN (siempre entre hipidos)
Y Milena es mía.

Parece como si Valentín quedase a la espera de que se le haga una confirmación tan contundente como la referida a Olga y el padre, pero no se produce. Algo trabaja en la mente de Raúl, que se limita a poner una mano en el hombro de su hermano.




42 + INT. NOCHE – LOLITA’S CLUB. BAR.

Mucha animación en la barra y en la pista ovalada. Música a tope. Bárbara baila con un cliente. En el extremo de la barra, sentado en un taburete, un cliente flacucho y con los ojos muy juntos pegados a una gran narizota escucha las zalamerías de Alina mientras Ie soba las nalgas.

CLIENTE
Sólo tengo cien.

ALINA
Pues vuelve dentro de diez años, cuando cumpla los 26. Pregunta a Milena, que igual te lo hace.

CLIENTE
Quiero ir contigo.

ALINA
¿Tienes tarjeta? Pues vete al cajero y luego vuelves. Anda…, ahí lo tienes.

El cliente parece dispuesto a seguir la sugerencia de Alina y se aparta de ella dirigiéndose al fondo.

Lola Ie sirve una bebida a un cuarentón de pelo blanco y crespo.

Milena está sentada en su mesa habitual y escucha sin demasiado interés la perorata de un cliente sentado frente a ella.

Por el fondo de la barra va avanzando Valentín y, ante el asombro de los concurrentes, sin pedir permiso a nadie, se apodera de las bebidas, vaso tras vaso, y bebe compulsivamente su contenido.

Milena, desde hace rato, en lugar de escuchar lo que le dicen, permanece atenta a la extraña actitud de Valentín.

Cuando Valentín llega a la altura de Carmen, ésta le arranca el vaso de las manos.

UN CLIENTE (sorprendido)
¿Qué le pasa al tontito hoy?

El cliente de Alina está operando en el cajero automático. Desde este lugar podemos ver el puticlub en toda su extensión. Milena acude junto a Valentín, lo toma de la mano, y quiera o no quiera lo lleva hacia la escalera de caracol. Suben por ella.





42 A + INT. NOCHE – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN RESIDENCIAL.

Milena empuja a Valentín dentro de la habitación. Valentín va a acurrucarse en un rincón. Dentro de su relativa embriaguez, parece muy entristecido y hace con manos y brazos incomprensibles gestos.

Es evidente que Milena es capaz de valorar el estado de ánimo de Valentín. Se ha sentado al borde de la cama y desde allí conmina a Valentín:

MILENA
Ven acá.

Valentín obedece. Se acerca a Milena y se arrodilla al lado de la cama, pero sin suspender su gestualidad.

MILENA
Dame tu mano.

Le coge una mano obligando a Valentín a dejar de hacer gestos. Las uñas de esa mano están pintadas cada una con un color distinto. Milena lo trata como a alguien en quien se reconoce una enajenación habitual más la que corresponde al alcohol ingerido.

MILENA
¿Otra vez la tonta de Nancy ensayando contigo?
Te las voy a pintar de negro, porque si no esas bobas se van a reír de ti.

Lo besa cariñosamente, en la frente, en las mejillas:

MILENA
Anda…, dime qué te pasa.

Por toda respuesta, Valentín baja la cabeza y emite unos patéticos hipidos.

Milena con ambas manos, le levanta la cara a Valentín. Está llorando.

MILENA (en tono muy cariñoso, como se hablaría a un bebé)
Cuéntale a tu Milena… ¿Qué es lo que duele en tu corazoncito?

Apenas se entiende lo que farfulla Valentín:

VALENTÍN
…daño a papá…

Milena pega su cara a la cara de Valentín:

MILENA
Dilo bajito…, anda…, para que lo entienda tu Milena…

Valentín, por unos instantes, murmura cosas no inteligibles al oído de Milena. Sigue mostrando una actitud muy contrita. Da hipidos. Solloza.

VALENTÍN
Papá se morirá.

Ahora Milena se separa un poco de él, aunque sigue sosteniendo su cara con una mano. Emite unos chasquidos negativos con los labios.

MILENA
Mira… Vamos a hacer que no se entere. Tú no has visto nada… A callar. ¿De acuerdo? Es como si no hubiese pasado nada…, como si lo hubieses soñado… ¿De acuerdo?

Valentín vuelve a hacer gestos exagerados con ambos brazos.

Milena lo atrae hacia sí.

MILENA
Anda…, vamos a jugar a querernos…, como a ti te gusta…

Comienza a desnudarlo.

VALENTÍN
¡Tú no…, tú no!

Milena no parece entender lo que quiere decir Valentín. Él hace un esfuerzo y lo aclara:

VALENTÍN
¡Tu no con él…, tú no! Olga es de papá y Milena es mía.

Milena se acurruca en el pecho de Valentín. Quiere tranquilizarlo:

MILENA
Pero si yo sólo te quiero a ti…, mi corazoncito.

Valentín la abraza más fuerte:

VALENTÍN
Tú eres mía. Siempre.

Paso de tiempo.






43 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Raúl conduce su coche. Está lloviendo.

Delante de él y a una cierta distancia, es apreciable la fachada del puticlub.

Raúl para el coche y por unos momentos observa esa presencia pasiva del viejo edificio que fue hotel. En la luz del atardecer destaca el anuncio luminoso del puticlub.

Por unos momentos parece reflexionar.

Su mano se mueve instintivamente hacia el cambio de marchas. Mete la primera.

El coche arranca directamente hacia el “Lolita’s club”.




44 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.

Cuando entra Raúl el puticlub está a pleno rendimiento. Abundan los clientes y casi todos ellos están atendidos por las chicas.

Raúl, tras desprenderse del impermeable y del sombrero de lluvia que lleva, se acomoda, como otras veces, en uno de los taburetes de la barra, y desde el primer momento observa con atención lo que hace Milena, refugiada en la zona de penumbra del otro lado de la pista.

Milena tiene a su lado a un individuo que parece solicitar sus servicios. Susurra palabras que no oímos al oído de ella.

Acude Carmen:

CARMEN
Bueno…, ¿qué va a tomar el señor policía?

RAUL
¿Qué me sugieres?

CARMEN
Agua. La tenemos con gas y sin gas.

RAUL
Con mucho gas…, y una cerilla.

CARMEN
¡Vaya! ¿Está el señor con buen humor?

RAUL (despectivo)
Un whisky.

Raúl sigue atento a lo que hace Milena y su solicitante.

Detrás de Milena, en la misma zona de penumbra, está Nancy acompañada de un individuo cuyos rasgos, debido a la semioscuridad, son difíciles de distinguir.

Por encima del hombro, Raúl se dirige a Carmen:

RAÚL
¿A qué hora llega mi hermano?

CARMEN (da una ojeada a su reloj)
No puede tardar.

RAÚL
Cuando vuelva mi hermano, que me busque arriba.

CARMEN
¿Arriba? Pero... , donde arriba?

RAÚL
El sabrá dónde.

Adelanta la barbilla para señalar hacia Milena.

Balancea un dedo en el aire y advierte como si fuese una orden que Carmen debe cumplir sin falta:

RAÚL
Díselo. No te olvides.

El individuo que está negociando con Nancy no parece haber llegado a un acuerdo. Se levanta y sale del local.

Nancy, por el hecho de estar situada justo detrás de Milena puede haber confundido el sentido de la insistente mirada de Raúl. Acude junto a él.

NANCY
Hola, papito… Me llamo Nancy y he venido de Colombia para alegrarte el corazón.
RAÚL
Búscate otro. Tengo trabajo.

Ni por un momento ha dejado de mirar hacia Milena.

Nancy le toma una mano. Observa sus uñas.

NANCY
Las uñas tienen su lenguaje. Las tuyas están diciendo que te gustan las mujeres como yo.

Le mete mano entre las piernas.

La insistencia de Raúl acaba por reclamar a su vez la mirada de Milena.

Nancy habla al oído de Raúl, susurrante:

NANCY
Seguro que la tienes en forma de gancho, de tanto que se te empina…

Le mete la lengua en el oído, y prosigue de forma todavía más sibilina:

NANCY
Y yo soy de las que se corren doce veces… Eso sí, nada de coñas francesas ni griegas, yo quiero polla.

Raúl, a su vez, con un gesto brusco, aparta de sí la mano que está manoseando su entrepierna.

Nancy le pasea esa misma mano ante sus ojos, tal vez con la intención de distraer la fijeza de su mirada, aunque sea tan sólo por unos instantes.
Nancy lleva una uña de cada color.

NANCY
Es la bandera de mi país. Estudio manicura…
Al otro lado de la pista, en la zona de penumbra, Milena está haciendo gestos afirmativos con la cabeza. Su solicitante se emplea más a fondo con las manos.

Como es tan evidente, y tan insistente, la mirada de Raúl a Milena, la cosa no pasa desapercibida para Nancy, quien hace como quien da un buen consejo:

NANCY
Cuidado con ésa… Lo menos, coges garrapatas.

Por toda respuesta Raúl se aparta de Nancy para ir a colocarse frente a Milena y su acompañante.

Raúl está sometido a su propia emocionalidad. Apoya las manos en la mesa para encararse con el acompañante de Milena:

RAÚL
Tú… Coge tu copa y lárgate.

El acompañante está claramente desconcertado. No se dirige a Raúl sino a Milena:

ACOMPAÑANTE
¡Tiene huevos la cosa! ¿Que hago, tía, me río o me cabreo?

Con los ojos bajos, Milena susurra:

MILENA
Mejor haga lo que le dice el señor. Es policía.

Sin esperar a más, Raúl, con un manotazo, derriba el vaso del acompañante. Le arroja las palabras a la cara:

RAÚL
Venga… Mueve ese culo.

La atención general se ha centrado en lo que ocurre en esa mesa. Los habituales murmullos se han acallado.

El acompañante se aleja hacia la barra tratando de conservar una cierta dignidad en su compostura.

Milena se expresa con voz humilde:

MILENA (se lleva un dedo a los labios)
Solo te pido que no me armes un escándalo aquí, ¡por favor...! No quiero que me pasen al trastero. Estoy a gusto en esta casa.

En un gesto brusco Raúl agarra la muñeca de Milena. Aprieta hasta hacer daño.

RAUL
¿Que pasa contigo? ¿No me expliqué bien el otro día?

Milena aguanta. Desafiante, pone su mirada en los ojos de Raúl.

RAUL
¿No me oyes?

Milena sigue empleando un tono que puede considerarse humilde, pero ahora las palabras silban entre sus labios:

MILENA
Si te oigo, so cabrón… ¿No entiendes que no se puede ser puta las veinticuatro horas? ¿Qué pasa? ¿Tienes envidia de tu hermano?


Rebeca se ha unido al grupo de Jennifer y Djasmina. Simón sigue con su tarea, determinado a no hacer demasiado caso de esas chicas. No obstante, tienen todos puesta su atención en lo que pasa con Milena y Raúl.

Raúl está lívido. Apenas puede reprimir su natural colérico. Sigue empleando en sus palabras el mismo tono brusco y autoritario:

RAÚL
Vamos a tu habitación.
Sin dejar de sostener la mirada de Raúl, ella afirma:

MILENA
Será pagando.

Los labios de Raúl se mueven para repetir:


RAÚL
Pagando.+++ Una hora.

Raúl se dirige a la escalera de caracol y comienza a subir. Con cierta renuencia, lo sigue Milena.





45 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. PASILLO

Plano general del pasillo, a todo lo largo. ¿Qué habitación?

Por el fondo aparece Raúl. Avanza hacia cámara y a mitad del pasillo se detiene volviéndose para mirar hacia atrás.

Por el fondo aparece ahora Milena. Avanza a su vez hasta sobrepasar a Raúl y, cuando llega a la altura de su habitación, abre la puerta y se introduce en ella. No cierra la puerta. Es Raúl quien lo hace, después que, a su vez, se mete en la habitación.





46 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Milena cierra cuidadosamente la puerta, sin olvidar dar una vuelta a la llave.

Raúl queda ahí, parado, por unos momentos, contemplando lo que hace Milena.

Ella se traslada al otro lado de la cama y a continuación se vuelve de cara él.

De una manera obvia Raúl manipula en la llave de la puerta de forma que ésta quede de nuevo abierta.

MILENA (murmura apenas)
Ya casi llega tu hermano...

RAÚL
Lo sé.

No dejan de mirarse a los ojos.

MILENA
Y quieres hacerlo conmigo por eso.

Raúl tarda unos segundos en contestar.

RAÚL
Si.

MILENA
Solo por eso. Para que Valentín nos vea... Me vea.

RAÚL
Para que te vea hacerlo conmigo, si.

De nuevo se toma unos segundos antes de añadir:

RAÚL
Que vea lo que eres. Una puta.

MILENA
Me ha visto muchas veces...

RAÚL
No conmigo.

Avanza unos pasos más, poco a poco, para que adquieran más determinación.

RAÚL
Acércate.

Contradictoriamente, Milena retrocede hasta apoyar su espalda en la pared de la ventana. Es él quien se acerca a ella. Hay tal encono en su mirada que ella, intuitivamente, levanta un brazo protegiendo su rostro.

MILENA
¿Para que hacerle daño de este modo...?

Subjetivamente ella ve el rostro de Raúl entre los dedos de su mano: una mirada puesta directamente en sus ojos, pero que, por un momento, se delata en una desviación hacia abajo, tal vez hacia los senos de Milena.

Tiembla la voz de Milena:

MILENA
Es como un niño. Voy a decirle que se vaya, sí, que no vuelva más +++..., que se olvide de mi… Lo haré…, se lo juro.

RAÚL
Ya es tarde para eso.

Acerca mucho su cara a la de Milena. Añade:

RAÚL
Media hora, treinta euros..., una hora, cincuenta. Eso dijiste, ¿no?

Hunde la mano en el bolsillo del pantalón y arroja un billete sobre la cama.

RAÚL
Ahí lo tienes.

MILENA
No estoy disponible... No, hoy no...

Raúl pone una mano en los breves sostenes que lleva Milena y tira de ellos.

RAÚL
Quítate esto.

Milena deja caer los brazos a lo largo del cuerpo, resignada. Cierra de nuevo los ojos y le oye decir, casi dentro de su oído, con el aliento de él sobre su piel:

RAÚL
Todo.




47 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Valentín pedalea cuesta arriba. En la cesta de la bicicleta lleva unas bolsas de plástico con las provisiones que acaba de adquirir.

Está lloviendo y, de pronto, arrecia.
Valentín hace un alto protegiéndose bajo el tejadillo de una parada de autobús.

No es el único. Unos individuos de oscuro aspecto, ocupantes de una moto de gran cilindrada, parecen aguardar asimismo que amaine la caída de agua.

Valentín no les dedica apenas atención, pero en cambio los motoristas parecen impresionados por el aspecto de Valentín y no le quitan ojo. Sin duda están interesados en la manipulación iniciada por Valentín valiéndose de un periódico que ha sacado de la cesta. Al parecer está fabricando con él una suerte de gorro.

Valentín saca la mano fuera del toldillo para comprobar la situación en cuanto a lluvia. Llega a la conclusión de que está amainando y se dispone a proseguir su camino. Previamente coloca sobre su cabeza el gorro que ha fabricado con el periódico.
Consciente del interés que suscita en los motoristas, les dirige la palabra:

VALENTÍN
Tengo mucho trabajo…

Da una mirada a su reloj de pulsera:

VALENTÍN
Me voy a mojar, pero es que… Es la hora del apetito de las chicas.

Y se aleja pedaleando.

Uno de los motoristas vuelve su mirada hacia el otro:

MOTORISTA 1
¿Quién es ése?

El otro motorista por toda respuesta se lleva un dedo significativo a la sien.






48 + EXT. DÍA – FACHADA DE PUTICLUB.

Valentín llega con su bicicleta y se apea, sacando del cesto delantero las bolsas con la compra. Lleva en la cabeza el gorro-periódico que ya conocemos. Ve el Renault de Raúl en la zona de aparcamiento, se acerca a él como si quisiera comprobar que no hay nadie dentro y luego entra en el club.





49 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.
Valentín entra, empapado, todavía con el improvisado gorro que le cubre la cabeza.
VALENTIN
Parece cuando Noé…, ¿no?

Queda inmóvil, con el gorro de papel en la cabeza y los brazos separados del cuerpo, sosteniendo las bolsas de la compra, como si esperase una respuesta, seguramente de Jennifer, que es la que está más cerca.

Jennifer tiene en la cabeza el sombrero de lluvia de Raúl y lo está imitando. Dice con voz y gesto exagerados:

JENNIFER
¡Pero bueno!... ¿es que no te entra en la mollera? Mi hermano es un tarao que nació con una parálisis cerebral... ¿Qué busca una furcia como tú en un disminuido mental…? ¿Por qué Ie consientes que se meta en tu cama?
Aunque ya veo que tienes un polvo, así que vamos arriba…

Mimetiza el final de su discurso tomando a Djasmina por un brazo.

Las otras se ríen, pero se callan inmediatamente después, al darse cuenta de la presencia de Valentín.
Djasmina, en un gesto de ayuda, acude a quitarle una de las bolsas que lleva Valentín.

DJASMINA
Ven, mi cielo. Me ibas a enseñar tu secreto de la tarta con limón, ¿te acuerdas...?

Lo toma de la mano, pero Valentín no se deja conducir. Da apenas unos pocos pasos para ponerse delante de Jennifer, deja las bolsas en el suelo y, con ambas manos, lentamente, le quita el sombrero de lluvia que tiene en la cabeza.

Valentín gira la cabeza hacia las otras para hacer más general su pregunta. Con un dedo señala hacia arriba:

VALENTÍN
¿Está Raúl?

Silencio.

Valentín vuelve a poner el sombrero en la cabeza de Jennifer y a continuación se dirige a la escalera de caracol, siempre provisto del infantil sombrero confeccionado con papel de periódico.

9.1.08

GUION ORIGINAL - SECS. 30 A 39

30 + EXT. ATARDECER – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Cuando regresa al coche, la excitación de Raúl parece obedecer a algo más que a su habitual tendencia a la violencia. Tiene arañazos en la cara y aplica en ellos su pañuelo. Por lo bajo va repitiendo: “zorra…, zorra…”

Le resulta imposible contenerse:

RAUL
¿Quieres saber una cosa, hermano? A esa me la voy a follar, para que te enteres de una vez. ¿Lo sabes, tío? ¿Sabes lo que quiere decir la palabra “puta”?

Valentín se limita a denegar insistentemente con un movimiento de cabeza.

VALENTÍN
Pero tu no. Por favor, tu no…

Lo señala con el dedo, remarca las palabras, entra – aun con moderación – en un estado de histeria:

VALENTÍN
¡Tu no, tu no, tu no! ¡Nunca, tu nunca...!

Raúl le mira inquieto por un instante. Para tranquilizarlo, le da un cachete cariñoso.

RAUL
Esta bien, calamidad. Hablaremos mañana. Déjame a mí. Calma…, calma… No pasa nada.





31 + INT. NOCHE - CHALET. DORMITORIO DE JOSE / OLGA - PASILLOS.

Sentada en el tocador, Olga se mira en el espejo mientras aplica crema desmaquilladora en su rostro, una máscara blanca donde destacan sus ojos intensamente negros. Viste una camiseta y bragas. Además de su cara, el espejo refleja la cama de matrimonio y parte del dormitorio, con la puerta abierta que da al pasillo, desde donde llegan voces no inteligibles. Fundamentalmente la voz de Raúl en un tono severamente admonitorio.

Se oye la descarga de una cisterna y a continuación entra José en la habitación. Viste un albornoz, cojea levemente y lleva en las manos un vaso de agua. Olga le ve reflejado en el espejo.

Sentado en la cama, José se echa una pastilla en la boca, bebe del vaso de agua y se recuesta con una almohada en la espalda y una revista de hípica en las manos.

Olga se ha puesto en pie y se acerca a la puerta con la evidente intención de oír mejor lo que se está diciendo en el cuarto contiguo. Ahora sí podemos entenderlo:

RAÚL (off)
¿Quieres que ponga tu canción?

VALENTÍN (off)
Bueno.

RAÚL (off)
¿Dónde está el disco?

VALENTÍN (off)
Está ahí. Dentro.

RAÚL (off)
¿Ahí dónde?

VALENTÍN (off)
En una lista. La que dice Luna de Miel. Tienes que hacerle clic y ya está.

Parece que finalmente Raúl ha entendido, pues empieza a sonar la voz de Gloria Lasso.

OLGA
Primero lo abronca y luego se queda a su lado hasta que se duerme.

JOSÉ (sin apartar los ojos de la revista)
Como cuando eran niños. Era su ángel de la guarda...

OLGA (irónica)
¿Ángel de la guarda...? Según tú, ya le pateaba la cabeza en el vientre de su madre.

JOSE
Yo no dije eso... Su madre lo comentó una vez estando borracha y Raúl se pasó el día entero llorando. Tenía ocho años... Llegó a creerse de veras que le había dañado el cerebro en el útero, dándole patadas.

Olga ha terminado de limpiarse la cara. Se levanta del tocador y se dirige a la cama. Se acuesta junto a José.

JOSÉ (sin apartar su atención de la revista)
Olga… En la caja faltan tres billetes de a cien.

No parece que la noticia afecte demasiado a Olga. Se limita a decir:

OLGA
Yo, cuando cojo dinero, te aviso.

JOSÉ
Lo sé.

OLGA
¿Quién crees que puede haber sido?

La vista de José sigue fija en la revista que tiene en las manos. Dice escuetamente:

JOSÉ
Valentín.

OLGA
¿Estás seguro?

JOSÉ
No es la primera vez.

José aparta por fin la revista, ladea la cabeza y mira la cabellera de su mujer derramada en la almohada. Su voz tiene un deje de tristeza:

JOSE
Que no se entere Raúl.

Olga entorna los ojos. Dice tras unos largos segundos:

OLGA
Lo vi paseando por la playa como alma en pena.

JOSÉ
Le preocupa su hermano, es evidente.

OLGA
Pues sea lo que sea lo que piensa hacer,
se lo esta pensando mucho.

Hunde la cabeza en la almohada, dispuesta a entregarse al sueño.





31 A + INT. DÍA – CHALET. HABITACIÓN DE VALENTÍN.

Sigue sonando la canción de Gloria Lasso.

La mano de Valentín, desfallecida a un lado de la cama, sigue sosteniendo la foto de Milena.

Raúl la coge y la reintegra a su sitio, sobre la mesilla de noche.

Valentín duerme el sueño de los justos, descubierto, con absoluta despreocupación por su desnudez.

Inmóvil frente a esa sexualidad que sabe inoperante e inofensiva, el
policía se interroga desde sus propios hábitos de furia sexual y desamor, de soledad y violencia:

RAÚL (off)
¿Por qué este cuerpo tan semejante al mío, pero roto por dentro, desechado para el ejercicio del amor y desposeído de pulsión sexual, sin posibilidad de encenderse, puede albergar todavía y con tan desmedido empeño un simulacro del deseo, una burda parodia de pasión amorosa con una puta degenerada y seguramente drogadicta?

(Esta voz en off es puramente indicativa de la reflexión que debe hacer el personaje, pero no se materializará en la película. En todo caso, se rodarán los planos necesarios, con los encuadres convenientes, para permitir que una reflexión semejante pase a tener sentido abstracto y cinematográfico.)






31 B + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN RESIDENCIAL.

Milena le está lavando la cabeza a Valentín, quien, en estos momentos, la tiene cubierta de espuma.

Las uñas verde esmeralda de ella aparecen y reaparecen entre la espuma.

VALENTÍN
Rasca fuerte…, me gusta.

MILENA
Calla… Y cierra los ojitos.

El vientre de ella roza la espalda de Valentín cuando le frota la cabeza.

La cabeza de Valentín bajo el chorro de agua para despejar todo vestigio de espuma.

Milena peina los cabellos de Valentín, le aplica fijador y los orienta de forma que queden con esa moderna forma que da como descuido en el peinado, con los pelos de punta.

Contempla a Valentín en el espejo y parece satisfecha del resultado obtenido. Pone su boca muy cerca del oído de Valentín para decirle:

MILENA
Como te pareces a tu hermano…, pero él tiene una cosa mala en la mirada.

VALENTÍN
Raúl es bueno… Me quiere… Es mi hermano…

MILENA
Te quiere…, es bueno…, es tu hermano…, pero no quiere que vengas a verme…

Valentín abate la cabeza. Parece compungido, como a punto de llorar.

Milena lo besa insistentemente.

MILENA
¿Qué te pasa, mi amorcito? ¿He dicho algo malo?

VALENTÍN
No… Sólo una cosa…

MILENA
¿Qué cosa, corazoncito? Dime qué cosa…

Valentín busca los ojos de Milena en el espejo y añade:

VALENTÍN
Tú no tienes que quererlo a él.

Milena se incorpora y con una mano se señala a si misma:

MILENA
¿Yo? ¿Yo? ¿Yo querer a ése bruto…, con lo enamorada que estoy de mi Valen…?

Insiste en besarlo.
Súbitamente Valentín parece complacido con la imagen de sí mismo en el espejo. Sonríe. Mira directamente a Milena. Adelanta los labios como quien solicita un beso y farfulla:

VALENTÍN
Uno de dientes…

Milena parece comprenderlo. Lo besa en la boca, pero aun con los labios de uno sobre los del otro, Valentín prosigue confusamente:

VALENTÍN
Con el ruido…

Una y otra vez oímos el golpear de los dientes contra dientes. Milena no puede contener la risa.
MILENA
Tonto…, mi tontito…




31 C + EXT. PLAYA

Suprimida.





32 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. COCINA Y COMEDOR.

Una cocinera atiende a un puchero enorme.
Entra Milena, coge un plato y se acerca a la cocinera, quien vierte un par de cazos en el plato de Milena.

Milena se dirige al comedor. Varias chicas comiendo.
Milena se sienta en una de las mesas y empieza a comer.
Entra Simón en el comedor y se sienta frente a Milena.

Milena ha pedido un cigarrillo a una de las chicas y ahora se inclina hacia Simón en demanda de fuego, mediante gestos, sin pronunciar una palabra.

Simón extrae un mechero de su bolsillo y prende el cigarrillo de Milena. De paso enciende también la colilla que pende de sus labios.

SIMÓN
Son las ocho.

MILENA
Menos cuarto.

SIMÓN
Te la estás buscando Milena… Esas habitaciones no son tuyas… Son de la empresa, para sacarles provecho, no para que tú gandulees todo el día en la cama…

Por el fondo acaba de entrar Valentín, llevando en las manos unas bolsas de plástico. Las entrega a la cocinera, habla con ella sin que lleguemos a oír sus palabras.

Milena expele el humo. No mira a Simón. Emplea un tono despectivo:

MILENA
Echo diez polvos al día… ¿Te parecen poco?

SIMÓN
Estás vieja, Milena…

MILENA
Tengo 25 años.

SIMÓN
Mira a tu alrededor…

MILENA
A mí alrededor sólo veo jovencitas que ni saben donde tienen la chocha… Los hombres prefieren la experiencia de una puta “vieja” como yo.

SIMÓN
Acabarás en el “trastero”.

MILENA
Seré la reina del “trastero”.

Ha entrado en el comedor Nancy, portando su plato con comida. Antes de sentarse se dirige a Milena:

NANCY
Tienes en la barra al vinatero… Te está esperando.

Milena aparta el plato del que apenas ha tomado nada y se pone en pie.

MILENA
Me voy. Hay uno que quiere follar conmigo.

Una fugaz mirada de Simón mientras Milena desaparece.





33 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. PASILLO.

El pasillo sin nadie. Las puertas cerradas.

Tal es la apariencia, pero en realidad, tras las cortinas del fondo, agazapado tras ellas, sentado sobre sus propios talones, a lo moro, está Valentín. No mueve un solo músculo, atento no obstante a cualquier ruido.

Hasta que se abre una de las puertas y aparece el individuo que ya conocemos, el vinatero, con la chaqueta en la mano. A medida que se aleja por el pasillo, va recomponiendo su vestimenta.

Valentín espera a que el individuo desaparezca por el fondo del pasillo, donde presumiblemente está la escalera de caracol que desciende hasta el bar.

Sólo entonces entra en movimiento. Se pone en pie, avanza hasta la puerta por donde ha salido el hombre, cautelosamente la abre y se mete dentro.





34 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Valentín entra en la habitación.

Sobre la cama, todavía desnuda y de espaldas a la puerta, está Milena. Acaba de esnifar una raya de esos polvos blancos.

Sin duda, es consciente de la presencia de Valentín , aunque, dada su posición, no lo vea.

Valentín se coloca en un rincón, como si se protegiese con esos pocos muebles que decoran una habitación habilitada para el sexo. Se acuclilla adoptando la misma posición que tuviera hace poco tras la cortina del pasillo.

Transcurren unos segundos y finalmente, Milena, sin cambiar de posición en la cama, extiende un brazo hacia atrás, como ofreciéndolo a Valentín.

Valentín entonces avanza a cuatro patas, como pudiera hacerlo un animal. Besa con insistencia la mano de Milena y finalmente se inclina sobre ella y le lame los pezones.

Milena cierra los ojos y sonríe. Le deja hacer. Tan sólo dice:

MILENA
No comiences con tus truquitos…

Pero se inclina sobre el y Ie abraza la cabeza con un gesto de protección, meciéndola, enredando en sus cabellos las uñas verdes y dejando caer cierta tristeza en la voz.

MILENA
No me hagas eso, ojitos, no me hagas eso...

Valentín se desliza suavemente sobre su cuerpo, la mira a los ojos desde muy cerca, y, deprisa, impelido más por una idea que por el deseo, mediante jadeos de placer y movimientos simulados bastante torpemente, finge hacer el amor igual que lo haría, imagina, su propio hermano o un cliente afable y respetuoso. El simulacro es algo más que una parodia o una broma, es un juego, pero también un secreto anhelo. Se ayuda con besitos, palabras mimosas y susurros, que no se libran del tartajeo habitual, y enseguida se esfuerza en simular el orgasmo poniendo súbitamente cara de pasmo feliz, buscando en los ojos de ella su aprobación. Y en este punto, Milena Ie sonríe, y, con cierto retraso, le responde con leves suspiros de placer.

Valentín abate la cabeza sobre el pecho desnudo de Milena y ronronea:

VALENTÍN
¿Te ha gustado...?

Milena asiente emitiendo ruidos nasales.

VALENTÍN
Siempre serás mi chica. iSiempre! Promete.

Milena entorna los párpados. Dice:

MILENA
Te lo prometo.

VALENTÍN
Y no te rías.

Milena sigue con los ojos cerrados:

MILENA
No me río, mi bizcochito. Me estoy durmiendo...

Ahora Valentín la besa con delicadeza, recorriendo su cara y deteniéndose expresamente en los ojos cerrados de Milena, en los lóbulos de sus orejas, en sus labios.

Sin abrir los ojos, como quien está cayendo en el profundo seno del sueño, ella pronuncia:

MILENA
¿Qué quiere de mí tu hermano? ¿Qué quiere?





35 + INT. DIA – HABITACION HOSTAL EN LA PLAYA.

Suprimida.




36 + EXT. DÍA - CARRETERA PUTICLUB.
Suprimida.





37 + EXT. DÍA – TERRAZA EN UN HOTEL DE PLAYA

Llega el coche de Raúl que ya conocemos.

Raúl desciende y se dirige rectamente a una mesa donde espera María, que se pone en pie al verlo venir. Por su actitud, es evidente, que espera alguna demostración de afecto por parte de Raúl, pero queda frustrada. Se sienta delante de ella y, para empezar, tan sólo dice levantando una mano para que acuda el camarero:

RAÚL
Ginebra. Sola.

Luego, directamente a María, cruzando los brazos encima de la mesa:

RAÚL
Tú dirás.

Tras ella, encima de un portal pequeño, un sencillo letrero que pone Hostal.

MARIA
No es lo que tú piensas.

RAÚL
¿Cuándo has llegado?

MARÍA
Ayer.

RAÚL
¿Para qué?

Miradas y, también, huidas de las miradas. Finalmente:

MARÍA
Sabíamos que Nelson Mazuera estaba por aquí, pero no dábamos con él...

RAÚL
¿Y qué más?

María se levanta y cruza la terraza hasta la balaustrada que da a la playa. Con un gesto indica a Raúl que debe acercarse y éste lo hace así.
POV. En la playa hay un cuerpo cubierto con una lona. Unos policías pululan a su alrededor.

MARÍA
Ya lo hemos encontrado.

Al tiempo que regresa a la mesa:

MARIA
Sospechamos que quería contactar contigo… Tú sabrás.

Raúl apoya espalda en la balaustrada. Se limita a denegar con la cabeza. Va a sentarse de nuevo frente a María.

MARÍA
El chico de los Tristán no se ha recuperado.

RAUL
Bah, se pondrá bien. Esos hijos de puta tienen siete vidas.

MARÍA
Los Tristán no te olvidan. Nos consta. Y tú te adentras cada vez más en la boca del lobo.

María cruza las piernas, y, de pronto, Milena también lo hace,
allá en su silla al borde de la pista, sonriendo a los clientes en la barra con los ojos entrecerrados por el humo del cigarrillo.

Raúl se sienta de nuevo frente a MARÍA.

RAÚL
No te entiendo.

MARÍA
¿Quieres que te lo diga con pelos y señales? Todos los puticlubs de este país tienen que ver con los Tristán…

Hace una pausa para enfatizar lo que dice a continuación.

MARÍA
… y con Mazuera en el papel de testaferro.
Tú andas huroneando en un antro que se llama Lolitas. Nada menos.

No hay nada qué hacer. Raúl sigue ironizando:

RAUL (la interrumpe)
Oye, ¿dónde te alojas? Si has pensado en mí, habrás incluido una botella de orujo en tu equipaje.

Ahora Raúl, con una mano, hace que levante la cara para mirarla a los ojos:

RAUL
Te veo muy bien, agente Lomas. La vida te sonríe.

María hace breves pero insistentes gestos negativos con la cabeza. Pone una mano cariñosa sobre la mano de él.

MARÍA
Ten mucho cuidado. ¿Me oyes...? Ya sabes como golpea esa gentuza.
463 * 150”
38 + INT. DÍA – HABITACIÓN EN UN HOTEL DE PLAYA.

De pie junto a la cama, de bruces sobre la mesilla de noche y de espaldas a Raúl, María aguanta la embestida de éste, que ni siquiera ha terminado de bajarse los pantalones.

Debatiéndose entre el placer y el dolor, con la falda subida, sin desnudarse del todo como si hubiera sido sorprendida por el apremio de Raúl y su brutalidad, María gime y protesta e intenta darse la vuelta, pero él la sujeta firmemente contra la mesilla de noche y la sigue poseyendo hasta vencer su resistencia. Lo hace con premeditada violencia con una urgencia sexual que hace pensar en una secreta revancha.

Cuando termina, Raúl hunde la cara en los cabellos de María, que se vuelve hacia él con lágrimas en los ojos.

MARÍA
¿Tú me quieres?

Voz enronquecida de Raúl, todavía bajo los efectos del esfuerzo erótico:
RAÚL
Un policía no quiere a nadie. Ni quiere, ni lo quieren.






39 + EXT. DÍA - PICADERO.

El Renault llega al picadero y aparca junto a la valla.

José esta lavando un caballo con la manguera.

Raúl se apea, camina apenas unos pocos pasos y se acoda en la valla, de cara a su padre.

Breves miradas entre ellos.

JOSÉ
Algo te pasa… ¿Qué?

Raúl sigue en actitud reflexiva, cabizbajo. Levanta la cabeza. Mira a su padre:

RAÚL
Padre…, ¿quieres que me vaya?

José disimula su propio desconcierto:

JOSÉ
¿Qué?

RAÚL
No lo puedo remediar… Tengo la sensación de que molesto.

Hacen todo lo posible por no mirarse entre ellos.

JOSÉ
Raúl, por favor…

Prosigue con su quehacer.

JOSÉ
Siempre haciéndote daño a ti mismo.

Raúl parece reflexionar por unos instantes. De nuevo baja la cabeza. Dice, casi en un sollozo:

Raúl
Me gusta estar con vosotros… Quiero a Valentín.

JOSÉ
A Valentín le queremos todos…

Olga trasiega por el fondo acarreando unos cubos de agua. En algún momento se detiene, deja los cubos en el suelo, y observa, no sin reservas, a esos dos hombres que conversan al otro lado de la pista.

Justo en este momento, cabizbajo, Raúl se dirige a su coche.

8.1.08

GUION ORIGINAL - SECS. 20 A 29

20 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.

Música a todo volumen. Simón aparta unas cortinas y entra en el bar.

Una joven cubana, Bárbara, baila sola con un ritmo muy sensual, los ojos cerrados y la expresión soñadora. Sostiene un vaso de agua en una mano, le echa una pastilla efervescente, mientras sigue bailando, y el agua empieza a burbujear.

El local luce una decoración tropical de trazo ingenuo y colorista, luces mórbidas, larga barra con taburetes altos y una pequeña pista de baile. Algunas mesas se hallan en zona de penumbra y, al fondo, mas allá de la puerta de los servicios y de otra puerta vidriera que da al interior, hay una escalera de caracol que conduce al piso superior.

La barra es atendida por Carmen, una gorda risueña, 50 años, rasgos hombrunos y mirada incisiva, asistida a ratos por su hermano Simón, barman de rostro impenetrable y lenta
gestualidad, que se ocupa, cuando no atiende el guardarropa, en fregar vasos en un extremo del mostrador, aunque claramente interesado en cuanto sucede.

Debido a la hora no hay muchos clientes. Uno – joven y de buen aspecto, representante de todas las características de la moda, especialmente en lo referente al peinado - que está sentado a la barra y juega a los dados con Jennifer y Djasmina, una a cada lado. Carmen esta preparándoles unos vasos.
Jennifer es española y Djasmina es marroquí, ambas muy jóvenes. Se puede dudar, dado su aspecto, que puedan haber cumplido la edad preceptiva de 18 años.

El cliente rodea con su brazo la cintura de Djasmina y de vez en cuando le soba las nalgas. Ella da un respingo y se ríe.

Jennifer está inquieta. Tamborilea con los dedos en la madera del mostrador y – cuando Carmen les trae las bebidas – empuña el vaso con evidente malhumor y bebe su contenido como si quisiera aturdirse.

El cliente parece haber perdido interés en los dados. Ni siquiera ha tocado el vaso que acaba de servirle Carmen. Ahora abraza a Djasmina poniendo las manos en sus pechos, al tiempo que susurra en su oído algo del tipo “A mi me gustan las barcas con las velas muy grandes”. Djasmina se ríe y apenas susurra una palabra: “Vamos…”

Baja del taburete. El cliente demora todavía unos instantes para echar un trago de su vaso. La brevedad de ese instante es aprovechada por Jennifer para arrojar a la cara de Djasmina el contenido de uno de los vasos.

Djasmina da un respingo y huye hacia la escalera de caracol. Empieza a subirla, pero a la mitad cae de rodillas y no puede reprimir su llanto. El cliente, tras hacer un simple gesto de advertencia a Jennifer, se dirige a Djasmina y trata de consolarla. Al poco, ascienden los dos por la escalera, sin duda camino de una habitación.

Los ojos de Jennifer echan chispas.

Simón no es ajeno a lo sucedido. Se acerca a Jennifer para reconvenirla, pero ella se adelanta con un gesto de su mano, como si quisiera evitar la proximidad de Simón.


JENNIFER
Ese putón de la plaza Jeema quiere pegarle el sida a mi cliente.

Simón traza una contundente negativa con su mano delante de la cara de Jennifer:

SIMÓN
Aquí las putas se comportan con corrección. Un cliente se va con quien quiere. ¿Entendido? Y para empezar: el sida no existe.

Un camionero sale del servicio abrochándose la bragueta.
Se sienta en la barra y de inmediato acude a su lado otra chica salida de las sombras del local. Es Nancy, también muy joven, colombiana.

NANCY
Hola, papito… Me llamo Nancy y he venido de Colombia para alegrarte el corazón.

CAMIONERO
¿El corazón, bonita?

NANCY
Bueno…, eso por el momento…

Se le arrima de forma descarada, pero él parece más interesado en el baile solitario de Bárbara.

Alina y Rebeca están sentadas a una mesa, con actitud displicente, habituadas al tedio de la espera. Rebeca se quita un zapato y masajea su pie mientras escucha las palabras de Alina, quien a su vez, está arreglándose las uñas con una lima.

ALINA
Mira, niña, no te fíes… Mira lo que te digo: ese hombre te hará daño. ¿Sabes lo que dice de ti?

REBECA
¿Qué dice?

Alina hace una cruz sobre su boca, queriendo significar que no será ella la que repita lo que ha oído.

Rebeca la agarra por una muñeca:

REBECA
Dilo o te parto la boca.

Alina parece complacida en poder decir lo que sabe:

ALINA
Dice que chillas como un cochinillo degollado…, que no te corres, que lo mismo te da él que un guardia urbano.

Por toda respuesta, Rebeca cierra los ojos y comienza a emitir unos fingidos gemidos de placer. Se interrumpe:

REBECA
A qué lo hago mejor que tú…

Se levanta dirigiéndose a la barra donde acaba de aparecer un nuevo cliente.

Viniendo del fondo, donde previsiblemente se encuentra la cocina, aparece Valentín enarbolando en alto una pizza.

VALENTIN
iTa-ta-chiiiiinnn!

Alina pilla al pasar un trozo de pizza de la bandeja y Ie pega un mordisco, y Valentín sigue su camino hacia el extremo de la barra, pasa detrás y deposita la bandeja junto a Carmen, que esta repasando cuentas en una libreta.

Valentín habla con cierta lentitud y su tono es monótono, sin el menor énfasis, pero con un deje característico.


VALENTIN
De queso, alcachofas y cham-cham-champiñones...

CARMEN (coge una porción de pizza)
Seguro que esta buenísima, cariño (la prueba)
¿Que hace Milena, sigue acostada?

VALENTIN (por la pizza, triste)
Tiene cis-cis-cistitis... y ganas de llorar. Nancy Ie ha pintado las uñas como a ella Ie gusta, color cielo caribeño. Pero no se anima...

CARMEN
Que se tome otra pastillita y que baje.


VALENTIN (habla como en sueños)
Es que las uñas tardan en secarse. ¡El azul del Caribe es un color tan, tan... encendido!

CARMEN
¿No deberías irte a casita, corazón?

Valentín consulta su propio reloj de pulsera.

VALENTÍN
Sólo son las siete y me-media.

Y se dirige a la escalera de caracol, pero...
Rebeca ha comprendido que no tiene nada que hacer con el nuevo cliente y se aparta. Apoya las nalgas en el canto de la mesa y se quita el cinturón para examinar la hebilla. Al pasar Valentín lo enlaza haciendo uso de su cinturón, reteniéndole.

REBECA (riéndose)
Valentín, cariño, cuéntanos como enamoraste a Milena...

La propuesta suscita el interés de las otras chicas, que acuden haciendo corro.

BARBARA
Fue por el insomnio de la Milena. A que sí… No duerme si no la acunan.
Rebeca toma la cara de Valentín entre sus manos y le besa brevemente en la boca. Añade:

REBECA
¿Eso es verdad, mi amor?

Nancy dispara los dedos de una mano, como si se tratase de un hisopo.

NANCY
Con polvos blancos.

Risas.

BÁRBARA
Gandulitis.

Rebeca sigue aprisionando a Valentín con su cinturón, obligándole a tener la cara muy cerca de la suya. Dice en tono de súplica:

VALENTÍN
Re-Re-Rebequita…

Pero a continuación grita con todas sus fuerzas, a la propia cara de Rebeca:

VALENTÍN
¡¡ Carmen !!

La llamada de socorro es inmediatamente atendida por Carmen desde detrás de la barra:

CARMEN
¡Rebeca, por favor!

El grupo de chicas se disuelve inmediatamente. Rebeca libera a Valentín, quien inmediatamente se dirige a la escalera de caracol y sube por ella.
Carmen todavía insiste en su reconvención:

CARMEN
¿Cuántas veces os tengo que decir que Valentín no es un juguete, que tiene dentro un ser humano?

Desde la distancia responde Rebeca:

REBECA
¡Pero si todas lo queremos!

Se gira hacia las otras chicas. Añade:

REBECA
¿O no?

Algunas de las chicas asienten, o simplemente cabecean asintiendo.

Bárbara se acerca a Nancy mostrándole sus manos con uñas donde la laca se ha descascarillado.

BÁRBARA
Nancy, esta laca multirreflejos que te regaló tu novio es una mierda…

Nancy, a su vez, muestra sus manos, con las uñas correctamente lacadas.

NANCY
A mi me duran diez días.

BÁRBARA
Se cae toda cuando me lavo…, de veras.

NANCY
Será que te lavas mucho la chocha y la tienes ácida.



21 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN RESIDENCIAL.

La puerta se abre y entra Valentín. Se inclina sobre el cuerpo de Milena, quien ahora si parece estar durmiendo, y le susurra al oído:

VALENTIN
Milena, despierta.... Tranquila, que Valentín vi-vigila... Venga, has dormido mucho, te-te he visto... La jefa se va a en-en-fadar. Son casi las ocho.

Milena le mira haciendo un esfuerzo por tomar conciencia, pero de nuevo cierra los ojos y pugna por cubrir su cara con la sábana.

VALENTIN
Le he dicho a la jefa que tienes cis-cistitis otra vez.

MILENA (voz confusa, aunque cariñosa)
Tan lindo…, gracias. Bueno, déjame solo un ratico. Ya bajo.

Parece hacer un tremendo esfuerzo para extraer un sobre de debajo de la almohada. Introduce en él tres billetes de cien euros.

MILENA
¿Puedes mandarla ahorita mismo? Porfa, mi amor, la oficina de western está abierta hasta muy tarde.

Como si se tratase de un ritual, Valentín coge la carta y la acerca mucho a sus ojos de miope. Lee el nombre del destinatario en voz baja:

VALENTÍN
Felisa Chávez, Calle 3, número 5-35, Dos Quebradas, Risaralda (Colombia)
¿Tú también te llamas Felisa de verdad?

MILENA
Como mi madre…, y como mi niña.

No puede evitar una mirada al retrato de la mesilla.


MILENA
Anda… No te vayan a cerrar…

Valentín se dirige a la salida haciendo una suerte de saludo militar:

VALENTIN
Positivo.



22 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.

El ambiente ha subido en animación.

Al igual que las demás chicas del club, Bárbara viste ropas provocativas. Pero ahora no parece que pretenda llamar la atención de nadie. Baila para si misma, para adentro, ajena a su entorno. Y es precisamente su manera tan espontánea de aislarse y de ensimismarse, de ponerse a soñar mecida por la música, lo que atrae la atención no solo del camionero, sino también de sus compañeras: baila convocando para si misma el olvido de todo, del sitio en que se halla, de lo que ellas son y representan y de quienes la están mirando.

Una de las chicas comienza a marcar con palmas el compás de la música e inmediatamente después el resto de chicas se unen a esas palmas, formando al mismo tiempo un círculo alrededor de Bárbara.

Entra Raúl.

A pesar de su inmersión en la música, algo han notado las chicas que están de cara a la puerta, pues cuchichean entre ellas y acaban, de manera progresiva, por desistir en sus aplausos.

Bárbara ha dejado de bailar. Las otras chicas acuden a la atención debida de los clientes.

Raúl, acodado en la barra, observa minuciosamente a esas chicas con vestidos livianos, dedicadas a la más elemental de las provocaciones.

La escalera de caracol es un elemento decorativo importante para el desarrollo narrativo de la película. Siempre que esté de fondo se constituirá en un lugar de paso y por ahí van a pasar las cosas más sospechosas y clandestinas del lugar: niñas y niños de apenas once o doce años conducidos de la mano por adultos. Son apenas sombras que nos inducen a sospechar lo que sucede en la parte alta del puticlub.

Carmen se acerca y pregunta:

CARMEN
¿Qué va a tomar?

Raúl responde con una pregunta, inquisitivo y tajante:

RAUL
¿Quien lleva este negocio? ¿Tú?

CARMEN
Soy la encargada... ¿Qué desea?


RAUL
Baja la música.

Carmen parece dudarlo un momento, pero claudica ante el tono autoritario de Raúl, así que manipula en el amplificador a su espalda. Acostumbrada a los conflictos con los clientes, quiere quitar hierro al asunto. Sin duda huele que hay un policía en Raúl, y lo comenta con la boca pequeña con Simón, quien, precaucionalmente, cambia de lugar un bate oculto bajo el mostrador.

Pone un vaso delante de Raúl y vierte en él el contenido de una botella de whisky.

CARMEN
La casa invita.

Raúl derriba el vaso de un manotazo. La atención de los asistentes se centra ahora en lo que pasa en la barra.

RAÚL
¿Dónde esta Valentín?

Interviene Nancy, quien desde hace un rato no puede apartar los ojos del rostro de Raúl, como fascinada. Lo hace con una voz muy delgadita, como quien no quiere ofender a un señor tan agresivo:

NANCY
Se fue en su bicicleta a mandar una carta...

Raúl mira a Carmen y sin embargo señala despectivamente a Nancy:

RAÚL
¿Quién es esta? ¿La puta que se folla a mi hermano?

La propia Nancy se ocupa de decir que no moviendo un dedo a un lado y otro de su cara.

RAÚL
Ven aquí… ¿Tienes macarra?

NANCY
Mi novio es colombiano… Y nos vamos a casar.

RAÚL
¿Qué años tienes?

Interviene Carmen:

CARMEN
Ha cumplido dieciocho.

Y luego añade:

CARMEN
No se que idea trae usted, pero aquí sólo ofrecemos los servicios que constan en el permiso del local. Masajes y manicura y nada más.

Pacientemente, Carmen pone otro vaso delante de Raúl, pero antes de que pueda escanciar nada en él, Raúl lo derriba de otro manotazo. Dice en voz alta, sin duda dedicándolo a la atención que sus últimas palabras han provocado entre los asistentes al local:

RAUL
¿Mi hermano no Ies ha dicho que soy un madero con muy mala hostia...?

Mira en torno y dice todavía alzando más la voz:

RAUL
Para empezar habría que ver si estas fulanas tienen los papeles en regla... Pero hoy esta de suerte, señora, vengo a otra cosa. ¿Por qué Ie dio trabajo a mi hermano?

CARMEN
Hablé con su padre y llegamos a un acuerdo...

RAUL (la corta)
Mi padre y yo no opinamos lo mismo sobre este asunto (vuelve a mirar a su alrededor y añade:) ¿Dónde la tiene? ¿Está ocupada?

La atención casi general se vuelve ahora hacia la escalera de caracol, por la cual desciende un individuo que, sin dejar de dar unos últimos toques convencionales a su vestuario, se dirige a la salida sin prestar la menor atención al ambiente del bar.

Casi inmediatamente, en la misma escalera, aparecen unas piernas que justifican la atención suscitada. Tras las piernas aparece Milena maquillada y vestida de forma llamativa. Se para en el último escalón abanicándose con una revista, levanta la pierna y observa uno de sus zapatos, se lo quita para examinar el tacón.

Raúl, desde la barra, aceptando el silencio de los demás, la mira con inesperada intensidad. Esa mirada indica que intuye de algún modo que esta es la puta de Valentín, y también revela que no es indiferente a su belleza degradada: observa atentamente a la muchacha, su manera triste y desdeñosa de tomar asiento entre sus compañeras, la indiferencia con que acepta un cigarrillo que le ofrece uno de los clientes, la expresión de su rostro cuando la llama del mechero se acerca a ella.

Milena se siente observada y sostiene la mirada de Raúl, sin duda atraída y sorprendida por el parecido con Valentín.

Algunas de sus compañeras se acercan para verter palabras en sus oídos. Es evidente que la ponen al corriente sobre quién es Raúl. Inmovilidad absoluta por parte de Milena, la mirada sostenida, cruzada con la de Raúl.

Raúl se acerca a la mesa de Milena y pregunta sin más preámbulo:

RAÚL
¿Cuánto?

MILENA
Trescientos.

RAÚL
Es mucho.

MILENA
Como eres medio parecido a mi novio, te cobro la mitad.

Ambos siguen mirándose a los ojos.

Raúl mueve la cabeza sin que podamos concluir si está asintiendo o simplemente es un reflejo de la condición intrincada de sus pensamientos.



23 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Valentín pedalea remontando la cuesta. La bicicleta va provista de una suerte de cesta donde a su vez ha sido depositado un capacho con la compra.




24 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Milena empieza a desnudarse. De vez en cuando da una mirada hacia Raúl, como si solicitase instrucciones.

Raúl cierra la puerta tras sí. Está completamente vestido.

RAÚL
Túmbate en la cama.

Milena lo hace así, colocándose boca arriba. Abre la piernas como ofreciéndose.

RAÚL
Boca abajo.

Milena obedece.

RAÚL
Flexiona las piernas.
Ábrelas.
Más.

Milena hace cuanto le dicen.

Raúl se acerca a ella, por detrás. Por unos momentos la contempla con aire despreciativo, a una cierta distancia. Luego se acerca aún más e introduce una mano entre las piernas de Milena, en busca de su sexo.
Retira la mano y la levanta a la altura de su cara, como observándola.

RAÚL
¿Te has puesto cachonda?

Milena hunde la cara en la almohada por unos momentos. Inmediatamente después se vuelve para decir con tono duro:

MILENA
Pues sí, papito, estoy supercachonda.. Yo me vengo una vez al año, y hoy tocaba.

Corresponde que tanto Raúl como el espectador, queden en la duda de si se trata de una habilidad profesional de Milena.

Posibilidad de mencionar “por media hora”.

Raúl ha sacado unos billetes de su cartera y los arroja sobre el cuerpo desnudo de Milena.

RAÚL
No quiero follar contigo. Ni lo sueñes.




25 + EXT. DÍA – FACHADA DE PUTICLUB.

Valentín sigue pedaleando.

Cuando llega al puticlub aparca cuidadosamente la bicicleta junto a la pared.



26 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.

Raúl desciende por la escalera de caracol y se dirige de nuevo a la barra. Casi inmediatamente vuelve su mirada hacia la misma escalera, por donde desciende pausadamente Milena, que se dirige al mismo sitio que ocupara antes.

Desde el otro lado de la barra, Carmen se inclina para decirle a Raúl:

CARMEN
Mire, lo crea o no, queremos mucho a Valentín...Bueno, es un chico especial, lo sabemos, pero no hay problema, se le respeta... En todo caso es libre de irse, aquí nadie Ie retiene.

Es evidente que Raúl no atiende a estas palabras, pues su atención está centrada en Milena.

Nancy, que tiene en los labios el borde de un vaso, emite un ruido nasal al tiempo que señala hacia la puerta.

Valentín acaba de entrar, sonriente, con su gorrita de ciclista y saltando a la pata coja para quitarse unos viejos clips metálicos con los que sujeta los bajos del pantalón. Lleva a la espalda una pequeña mochila. Al ver a Raúl, se queda parado por la sorpresa, luego corre a abrazarle, lo levanta en vilo y gira con él.

Desde su mesa, la escena no es indiferente para Milena. Observa sin mover un músculo de su cara, al tiempo que escucha la propuesta que le hace al oído un cliente. Tal vez, levemente, sonríe.

Los gemelos bromean un instante parodiando golpes bajos con los puños.

La cámara va en busca del comentario de Bárbara y Djasmina, que alternan con dos clientes en la barra.

DJASMINA
¿Estas viendo lo que yo veo, Barbarita?

BÁRBARA
¡Boxean como los de verdad!

DJASMINA
No me refiero a eso, tonta. iEs igualito-igualito a Valentín, pero en guapo!

BARBARA (hace un gesto supersticioso)
Qué miedo… No me gusta… Tiene los ojos como bichas.

Nancy se junta con ellas y con expresión de resignado fastidio
constata por lo bajo:

NANCY
Oíste, ¿no había dicho Valen que tenía un hermano policía?

DJASMINA
Y nadie lo creía.

BÁRBARA
iPues eso!

Mientras tanto, Milena se ha puesto de acuerdo con el cliente y se dirigen ambos hacia la escalera de caracol.

Valentín no es indiferente a este hecho y suspende la falsa pelea que está sosteniendo con su hermano. Ambos miran hacia la escalera de caracol, por donde acaban desapareciendo Milena y su acompañante.

RAÚL
Tu novia ha ligao.

Con toda inocencia responde Valentín:

VALENTIN
Es su primo el vinatero. Le trae noticias de su
hija, allá en Colombia...

Raúl le pone una mano en el hombro:

RAÚL
Claro…, claro…, su primo… Anda vamos…, tú y yo tenemos que hablar.
Se dirigen a la salida.





27 + EXT. ATARDECER – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Desde lejos Raúl le da al mando a distancia y las luces de su coche parpadean.

Valentín está asombrado. Palpa el coche como si fuese un ser humano.

VALENTÍN
¿Es tuyo? ¿Me dejas conducir?

Se introduce en el coche, frente al volante. Le llama la atención el GPS.

VALENTÍN
Anda…, hasta GPS… ¿Adónde vamos?

RAÚL
¿Tú sabes lo que es GPS?

VALENTÍN
Sí…, claro…, para saber dónde estás.

Le da a unas teclas y suena la voz del GPS:

VOZ DEL GPS
Gire a la derecha para entrar en la vía principal. Avance…, avance…, avance…

En ningún momento las llaves del coche han abandonado las manos de Raúl.

Valentín simula con ruidos de su boca la marcha del coche. Maneja el volante como si hubiese verdaderas curvas que trasponer.

Raúl le sigue la corriente:

RAÚL
Vale…, después de la curva aparcas en el arcén.

Un breve gesto de Valentín llevándose la mano a la frente:

VALENTÍN
Positivo…

Plano general. El coche no se ha movido del sitio. Valentín y Raúl salen del vehículo e intercambian sus puestos. Ahora es Raúl el que está frente al volante.

Aproximación.

RAÚL
Con lo que te gustaban los pastelitos de la señora Mir, ¿por qué has tenido que cambiar de trabajo?

VALENTÍN
Porque todavía más que los pastelitos, me gusta Milena.

Raúl aprecia que la situación no es sencilla. Cabecea y dice simplemente:

RAÚL
Ya…, ya veo…

Las preguntas de su hermano incomodan a Valentín. Habiendo perdido la facilidad del volante, no sabe siquiera dónde mirar.

VALENTIN
Un día le hice una pizza con calabacín y se la llevé a la cama. Pero no le gusta el calabacín..., le gusto más yo.

Raúl no puede por menos que volverse hacia su hermano. En su inicio es una reacción violenta, pero se modera inmediatamente limitándose a ponerle la mano en la nuca.

RAÚL (como para sí)
Si por lo menos tuvieses conciencia de tus limitaciones… ¿Cómo sabes que le gustas?

La respuesta de Valentín es inmediata y exenta de cualquier tipo de prejuicio:
VALENTÍN
Porque ella me toca…, me toca y se ríe… Sólo está contenta cuando me toca.

Sigue estando atento a la fingida conducción del coche.

En cambio en los rasgos de Raúl ha aparecido una súbita crispación. Es evidente que las inocentes palabras de su hermano le han golpeado sin que él mismo acierte a saber por qué.
Reacciona como es característico en él. Con un gesto enérgico, incontenible, abre la puerta del coche y se dirige al puticlub.




28
+ INT. ATARDECER – LOLITA’S CLUB. BAR.

Entra Raúl y se dirige directamente, sin una palabra a nadie, hacia la escalera de caracol. Sube.

Semejante comportamiento no ha dejado de llamar la atención a las chicas que se encuentran en ese momento en el bar.





29 + INT. ATARDECER– LOLITA’S CLUB. PASILLO Y HABITACIÓN SUITE.

Raúl enfila el pasillo. Se dirige directamente a la habitación de Milena. Abre la puerta con decisión. Entra.

Sobre el cuerpo desnudo de Milena está el individuo que, según Valentín, era su primo.

Raúl actúa con decisión. Se acerca a la cama, apoya un pie en el trasero del individuo y lo empuja con fuerza hasta hacerlo caer de la cama, por el otro lado.

Milena hace esfuerzos por aparentar tranquilidad. En realidad, quisiera que un agujero se abriera a sus espaldas y la tragara.

Raúl se sienta a su lado, muy cerca de la cabeza. Con una mano le obliga a abrir la boca y agarra su lengua, extrayéndola. Luego acerca mucho su cara a la de ella:

RAÚL
Dime despojo inmundo… ¿qué es lo que busca un putón como tú en un pobre tarao que no sabe defenderse?

El cliente está aterrorizado. Busca su ropa y trata de salir de la habitación aun antes de poder vestirse.

RAÚL
O lo dejas en paz, o vuelvo mañana mismo con una navaja y te corto los pezones y la lengua.

Milena pugna por clavar sus uñas en la cara de Raúl.