10.1.08

GUION ORIGINAL - SECS. 40 A 49

40 + EXT. ATARDECER - CHALET. PROXIMIDADES. PORCHE.

Por el camino que conduce al chalet, viene Valentín pedaleando su bicicleta.

La deja en el porche y se introduce en la casa.




41 + INT. ATARDECER - CHALET. SALA. PASILLO. HABITACIÓN.

Entra en la casa Valentín y emite unos sonidos inarticulados que pretenden ser un aviso de su presencia, o tal vez una demanda acerca de la posible presencia de alguien.

En silencio, avanza por el pasillo y ahora llama su atención un sonido semejante al que tantas veces escuchó tras las puertas del puticlub. Se detiene en la puerta correspondiente y simplemente, con la acción de un solo dedo, la empuja.

A través del reducido espacio que permite la escasa abertura de la puerta, puede apreciarse que lo que está sucediendo es evidente: Olga y Raúl, desnudos y abrazados, en plena acción erótica.

Regresamos por corte a un primer plano de Valentín tras la puerta. Una inflexión de la música nos ayuda a entender que lo que acabamos de ver tal vez no suceda sino en la cabeza de Valentín.

El regreso a un punto de vista nos certifica que es así: Raúl está junto a la ventana, vestido, en actitud reflexiva. Olga no se encuentra en la habitación.

Raúl se gira para mirar a su hermano:

RAÚL
¿Qué pasa?

VALENTÍN
Olga es de papá.

Su respiración se vuelve agitada. De pronto comienza a darse cabezadas contra la puerta.

Evidentemente Raúl es capaz de comprender los extraños estados de ánimo a que puede acceder Valentín. Acude junto a él.

RAÚL
Valentín…, tranquilo…, quieto…

Valentín no obedece del todo. Raúl hace que se siente al borde de la cama, con ambas manos en sus hombros, sujetándolo.

VALENTÍN (insiste en una suerte de lloriqueo)
Desnudos.

Raúl tiene que apoyarse en la cama para poder hablarle a Valentín, muy cerca del oído.

RAÚL
Eso fue hace dos años, Valentín… Papá y Olga no se conocían…
Yo y Olga nos queríamos…

Tercamente insiste Valentín:

VALENTÍN
Olga es de papá.

Raúl hace lo que puede para luchar contra una mentalidad anormal. Insiste como único remedio:

RAÚL
Sí…, sí…, sí… Olga es de papá. Para siempre. Es de papá. Que se la quede papá.

Ahora Valentín baja la cabeza y dice confusamente:

VALENTÍN (siempre entre hipidos)
Y Milena es mía.

Parece como si Valentín quedase a la espera de que se le haga una confirmación tan contundente como la referida a Olga y el padre, pero no se produce. Algo trabaja en la mente de Raúl, que se limita a poner una mano en el hombro de su hermano.




42 + INT. NOCHE – LOLITA’S CLUB. BAR.

Mucha animación en la barra y en la pista ovalada. Música a tope. Bárbara baila con un cliente. En el extremo de la barra, sentado en un taburete, un cliente flacucho y con los ojos muy juntos pegados a una gran narizota escucha las zalamerías de Alina mientras Ie soba las nalgas.

CLIENTE
Sólo tengo cien.

ALINA
Pues vuelve dentro de diez años, cuando cumpla los 26. Pregunta a Milena, que igual te lo hace.

CLIENTE
Quiero ir contigo.

ALINA
¿Tienes tarjeta? Pues vete al cajero y luego vuelves. Anda…, ahí lo tienes.

El cliente parece dispuesto a seguir la sugerencia de Alina y se aparta de ella dirigiéndose al fondo.

Lola Ie sirve una bebida a un cuarentón de pelo blanco y crespo.

Milena está sentada en su mesa habitual y escucha sin demasiado interés la perorata de un cliente sentado frente a ella.

Por el fondo de la barra va avanzando Valentín y, ante el asombro de los concurrentes, sin pedir permiso a nadie, se apodera de las bebidas, vaso tras vaso, y bebe compulsivamente su contenido.

Milena, desde hace rato, en lugar de escuchar lo que le dicen, permanece atenta a la extraña actitud de Valentín.

Cuando Valentín llega a la altura de Carmen, ésta le arranca el vaso de las manos.

UN CLIENTE (sorprendido)
¿Qué le pasa al tontito hoy?

El cliente de Alina está operando en el cajero automático. Desde este lugar podemos ver el puticlub en toda su extensión. Milena acude junto a Valentín, lo toma de la mano, y quiera o no quiera lo lleva hacia la escalera de caracol. Suben por ella.





42 A + INT. NOCHE – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN RESIDENCIAL.

Milena empuja a Valentín dentro de la habitación. Valentín va a acurrucarse en un rincón. Dentro de su relativa embriaguez, parece muy entristecido y hace con manos y brazos incomprensibles gestos.

Es evidente que Milena es capaz de valorar el estado de ánimo de Valentín. Se ha sentado al borde de la cama y desde allí conmina a Valentín:

MILENA
Ven acá.

Valentín obedece. Se acerca a Milena y se arrodilla al lado de la cama, pero sin suspender su gestualidad.

MILENA
Dame tu mano.

Le coge una mano obligando a Valentín a dejar de hacer gestos. Las uñas de esa mano están pintadas cada una con un color distinto. Milena lo trata como a alguien en quien se reconoce una enajenación habitual más la que corresponde al alcohol ingerido.

MILENA
¿Otra vez la tonta de Nancy ensayando contigo?
Te las voy a pintar de negro, porque si no esas bobas se van a reír de ti.

Lo besa cariñosamente, en la frente, en las mejillas:

MILENA
Anda…, dime qué te pasa.

Por toda respuesta, Valentín baja la cabeza y emite unos patéticos hipidos.

Milena con ambas manos, le levanta la cara a Valentín. Está llorando.

MILENA (en tono muy cariñoso, como se hablaría a un bebé)
Cuéntale a tu Milena… ¿Qué es lo que duele en tu corazoncito?

Apenas se entiende lo que farfulla Valentín:

VALENTÍN
…daño a papá…

Milena pega su cara a la cara de Valentín:

MILENA
Dilo bajito…, anda…, para que lo entienda tu Milena…

Valentín, por unos instantes, murmura cosas no inteligibles al oído de Milena. Sigue mostrando una actitud muy contrita. Da hipidos. Solloza.

VALENTÍN
Papá se morirá.

Ahora Milena se separa un poco de él, aunque sigue sosteniendo su cara con una mano. Emite unos chasquidos negativos con los labios.

MILENA
Mira… Vamos a hacer que no se entere. Tú no has visto nada… A callar. ¿De acuerdo? Es como si no hubiese pasado nada…, como si lo hubieses soñado… ¿De acuerdo?

Valentín vuelve a hacer gestos exagerados con ambos brazos.

Milena lo atrae hacia sí.

MILENA
Anda…, vamos a jugar a querernos…, como a ti te gusta…

Comienza a desnudarlo.

VALENTÍN
¡Tú no…, tú no!

Milena no parece entender lo que quiere decir Valentín. Él hace un esfuerzo y lo aclara:

VALENTÍN
¡Tu no con él…, tú no! Olga es de papá y Milena es mía.

Milena se acurruca en el pecho de Valentín. Quiere tranquilizarlo:

MILENA
Pero si yo sólo te quiero a ti…, mi corazoncito.

Valentín la abraza más fuerte:

VALENTÍN
Tú eres mía. Siempre.

Paso de tiempo.






43 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Raúl conduce su coche. Está lloviendo.

Delante de él y a una cierta distancia, es apreciable la fachada del puticlub.

Raúl para el coche y por unos momentos observa esa presencia pasiva del viejo edificio que fue hotel. En la luz del atardecer destaca el anuncio luminoso del puticlub.

Por unos momentos parece reflexionar.

Su mano se mueve instintivamente hacia el cambio de marchas. Mete la primera.

El coche arranca directamente hacia el “Lolita’s club”.




44 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.

Cuando entra Raúl el puticlub está a pleno rendimiento. Abundan los clientes y casi todos ellos están atendidos por las chicas.

Raúl, tras desprenderse del impermeable y del sombrero de lluvia que lleva, se acomoda, como otras veces, en uno de los taburetes de la barra, y desde el primer momento observa con atención lo que hace Milena, refugiada en la zona de penumbra del otro lado de la pista.

Milena tiene a su lado a un individuo que parece solicitar sus servicios. Susurra palabras que no oímos al oído de ella.

Acude Carmen:

CARMEN
Bueno…, ¿qué va a tomar el señor policía?

RAUL
¿Qué me sugieres?

CARMEN
Agua. La tenemos con gas y sin gas.

RAUL
Con mucho gas…, y una cerilla.

CARMEN
¡Vaya! ¿Está el señor con buen humor?

RAUL (despectivo)
Un whisky.

Raúl sigue atento a lo que hace Milena y su solicitante.

Detrás de Milena, en la misma zona de penumbra, está Nancy acompañada de un individuo cuyos rasgos, debido a la semioscuridad, son difíciles de distinguir.

Por encima del hombro, Raúl se dirige a Carmen:

RAÚL
¿A qué hora llega mi hermano?

CARMEN (da una ojeada a su reloj)
No puede tardar.

RAÚL
Cuando vuelva mi hermano, que me busque arriba.

CARMEN
¿Arriba? Pero... , donde arriba?

RAÚL
El sabrá dónde.

Adelanta la barbilla para señalar hacia Milena.

Balancea un dedo en el aire y advierte como si fuese una orden que Carmen debe cumplir sin falta:

RAÚL
Díselo. No te olvides.

El individuo que está negociando con Nancy no parece haber llegado a un acuerdo. Se levanta y sale del local.

Nancy, por el hecho de estar situada justo detrás de Milena puede haber confundido el sentido de la insistente mirada de Raúl. Acude junto a él.

NANCY
Hola, papito… Me llamo Nancy y he venido de Colombia para alegrarte el corazón.
RAÚL
Búscate otro. Tengo trabajo.

Ni por un momento ha dejado de mirar hacia Milena.

Nancy le toma una mano. Observa sus uñas.

NANCY
Las uñas tienen su lenguaje. Las tuyas están diciendo que te gustan las mujeres como yo.

Le mete mano entre las piernas.

La insistencia de Raúl acaba por reclamar a su vez la mirada de Milena.

Nancy habla al oído de Raúl, susurrante:

NANCY
Seguro que la tienes en forma de gancho, de tanto que se te empina…

Le mete la lengua en el oído, y prosigue de forma todavía más sibilina:

NANCY
Y yo soy de las que se corren doce veces… Eso sí, nada de coñas francesas ni griegas, yo quiero polla.

Raúl, a su vez, con un gesto brusco, aparta de sí la mano que está manoseando su entrepierna.

Nancy le pasea esa misma mano ante sus ojos, tal vez con la intención de distraer la fijeza de su mirada, aunque sea tan sólo por unos instantes.
Nancy lleva una uña de cada color.

NANCY
Es la bandera de mi país. Estudio manicura…
Al otro lado de la pista, en la zona de penumbra, Milena está haciendo gestos afirmativos con la cabeza. Su solicitante se emplea más a fondo con las manos.

Como es tan evidente, y tan insistente, la mirada de Raúl a Milena, la cosa no pasa desapercibida para Nancy, quien hace como quien da un buen consejo:

NANCY
Cuidado con ésa… Lo menos, coges garrapatas.

Por toda respuesta Raúl se aparta de Nancy para ir a colocarse frente a Milena y su acompañante.

Raúl está sometido a su propia emocionalidad. Apoya las manos en la mesa para encararse con el acompañante de Milena:

RAÚL
Tú… Coge tu copa y lárgate.

El acompañante está claramente desconcertado. No se dirige a Raúl sino a Milena:

ACOMPAÑANTE
¡Tiene huevos la cosa! ¿Que hago, tía, me río o me cabreo?

Con los ojos bajos, Milena susurra:

MILENA
Mejor haga lo que le dice el señor. Es policía.

Sin esperar a más, Raúl, con un manotazo, derriba el vaso del acompañante. Le arroja las palabras a la cara:

RAÚL
Venga… Mueve ese culo.

La atención general se ha centrado en lo que ocurre en esa mesa. Los habituales murmullos se han acallado.

El acompañante se aleja hacia la barra tratando de conservar una cierta dignidad en su compostura.

Milena se expresa con voz humilde:

MILENA (se lleva un dedo a los labios)
Solo te pido que no me armes un escándalo aquí, ¡por favor...! No quiero que me pasen al trastero. Estoy a gusto en esta casa.

En un gesto brusco Raúl agarra la muñeca de Milena. Aprieta hasta hacer daño.

RAUL
¿Que pasa contigo? ¿No me expliqué bien el otro día?

Milena aguanta. Desafiante, pone su mirada en los ojos de Raúl.

RAUL
¿No me oyes?

Milena sigue empleando un tono que puede considerarse humilde, pero ahora las palabras silban entre sus labios:

MILENA
Si te oigo, so cabrón… ¿No entiendes que no se puede ser puta las veinticuatro horas? ¿Qué pasa? ¿Tienes envidia de tu hermano?


Rebeca se ha unido al grupo de Jennifer y Djasmina. Simón sigue con su tarea, determinado a no hacer demasiado caso de esas chicas. No obstante, tienen todos puesta su atención en lo que pasa con Milena y Raúl.

Raúl está lívido. Apenas puede reprimir su natural colérico. Sigue empleando en sus palabras el mismo tono brusco y autoritario:

RAÚL
Vamos a tu habitación.
Sin dejar de sostener la mirada de Raúl, ella afirma:

MILENA
Será pagando.

Los labios de Raúl se mueven para repetir:


RAÚL
Pagando.+++ Una hora.

Raúl se dirige a la escalera de caracol y comienza a subir. Con cierta renuencia, lo sigue Milena.





45 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. PASILLO

Plano general del pasillo, a todo lo largo. ¿Qué habitación?

Por el fondo aparece Raúl. Avanza hacia cámara y a mitad del pasillo se detiene volviéndose para mirar hacia atrás.

Por el fondo aparece ahora Milena. Avanza a su vez hasta sobrepasar a Raúl y, cuando llega a la altura de su habitación, abre la puerta y se introduce en ella. No cierra la puerta. Es Raúl quien lo hace, después que, a su vez, se mete en la habitación.





46 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. HABITACIÓN SUITE.

Milena cierra cuidadosamente la puerta, sin olvidar dar una vuelta a la llave.

Raúl queda ahí, parado, por unos momentos, contemplando lo que hace Milena.

Ella se traslada al otro lado de la cama y a continuación se vuelve de cara él.

De una manera obvia Raúl manipula en la llave de la puerta de forma que ésta quede de nuevo abierta.

MILENA (murmura apenas)
Ya casi llega tu hermano...

RAÚL
Lo sé.

No dejan de mirarse a los ojos.

MILENA
Y quieres hacerlo conmigo por eso.

Raúl tarda unos segundos en contestar.

RAÚL
Si.

MILENA
Solo por eso. Para que Valentín nos vea... Me vea.

RAÚL
Para que te vea hacerlo conmigo, si.

De nuevo se toma unos segundos antes de añadir:

RAÚL
Que vea lo que eres. Una puta.

MILENA
Me ha visto muchas veces...

RAÚL
No conmigo.

Avanza unos pasos más, poco a poco, para que adquieran más determinación.

RAÚL
Acércate.

Contradictoriamente, Milena retrocede hasta apoyar su espalda en la pared de la ventana. Es él quien se acerca a ella. Hay tal encono en su mirada que ella, intuitivamente, levanta un brazo protegiendo su rostro.

MILENA
¿Para que hacerle daño de este modo...?

Subjetivamente ella ve el rostro de Raúl entre los dedos de su mano: una mirada puesta directamente en sus ojos, pero que, por un momento, se delata en una desviación hacia abajo, tal vez hacia los senos de Milena.

Tiembla la voz de Milena:

MILENA
Es como un niño. Voy a decirle que se vaya, sí, que no vuelva más +++..., que se olvide de mi… Lo haré…, se lo juro.

RAÚL
Ya es tarde para eso.

Acerca mucho su cara a la de Milena. Añade:

RAÚL
Media hora, treinta euros..., una hora, cincuenta. Eso dijiste, ¿no?

Hunde la mano en el bolsillo del pantalón y arroja un billete sobre la cama.

RAÚL
Ahí lo tienes.

MILENA
No estoy disponible... No, hoy no...

Raúl pone una mano en los breves sostenes que lleva Milena y tira de ellos.

RAÚL
Quítate esto.

Milena deja caer los brazos a lo largo del cuerpo, resignada. Cierra de nuevo los ojos y le oye decir, casi dentro de su oído, con el aliento de él sobre su piel:

RAÚL
Todo.




47 + EXT. DÍA – CARRETERA SECUNDARIA PRÓXIMA A LOLITA’S CLUB.

Valentín pedalea cuesta arriba. En la cesta de la bicicleta lleva unas bolsas de plástico con las provisiones que acaba de adquirir.

Está lloviendo y, de pronto, arrecia.
Valentín hace un alto protegiéndose bajo el tejadillo de una parada de autobús.

No es el único. Unos individuos de oscuro aspecto, ocupantes de una moto de gran cilindrada, parecen aguardar asimismo que amaine la caída de agua.

Valentín no les dedica apenas atención, pero en cambio los motoristas parecen impresionados por el aspecto de Valentín y no le quitan ojo. Sin duda están interesados en la manipulación iniciada por Valentín valiéndose de un periódico que ha sacado de la cesta. Al parecer está fabricando con él una suerte de gorro.

Valentín saca la mano fuera del toldillo para comprobar la situación en cuanto a lluvia. Llega a la conclusión de que está amainando y se dispone a proseguir su camino. Previamente coloca sobre su cabeza el gorro que ha fabricado con el periódico.
Consciente del interés que suscita en los motoristas, les dirige la palabra:

VALENTÍN
Tengo mucho trabajo…

Da una mirada a su reloj de pulsera:

VALENTÍN
Me voy a mojar, pero es que… Es la hora del apetito de las chicas.

Y se aleja pedaleando.

Uno de los motoristas vuelve su mirada hacia el otro:

MOTORISTA 1
¿Quién es ése?

El otro motorista por toda respuesta se lleva un dedo significativo a la sien.






48 + EXT. DÍA – FACHADA DE PUTICLUB.

Valentín llega con su bicicleta y se apea, sacando del cesto delantero las bolsas con la compra. Lleva en la cabeza el gorro-periódico que ya conocemos. Ve el Renault de Raúl en la zona de aparcamiento, se acerca a él como si quisiera comprobar que no hay nadie dentro y luego entra en el club.





49 + INT. DÍA – LOLITA’S CLUB. BAR.
Valentín entra, empapado, todavía con el improvisado gorro que le cubre la cabeza.
VALENTIN
Parece cuando Noé…, ¿no?

Queda inmóvil, con el gorro de papel en la cabeza y los brazos separados del cuerpo, sosteniendo las bolsas de la compra, como si esperase una respuesta, seguramente de Jennifer, que es la que está más cerca.

Jennifer tiene en la cabeza el sombrero de lluvia de Raúl y lo está imitando. Dice con voz y gesto exagerados:

JENNIFER
¡Pero bueno!... ¿es que no te entra en la mollera? Mi hermano es un tarao que nació con una parálisis cerebral... ¿Qué busca una furcia como tú en un disminuido mental…? ¿Por qué Ie consientes que se meta en tu cama?
Aunque ya veo que tienes un polvo, así que vamos arriba…

Mimetiza el final de su discurso tomando a Djasmina por un brazo.

Las otras se ríen, pero se callan inmediatamente después, al darse cuenta de la presencia de Valentín.
Djasmina, en un gesto de ayuda, acude a quitarle una de las bolsas que lleva Valentín.

DJASMINA
Ven, mi cielo. Me ibas a enseñar tu secreto de la tarta con limón, ¿te acuerdas...?

Lo toma de la mano, pero Valentín no se deja conducir. Da apenas unos pocos pasos para ponerse delante de Jennifer, deja las bolsas en el suelo y, con ambas manos, lentamente, le quita el sombrero de lluvia que tiene en la cabeza.

Valentín gira la cabeza hacia las otras para hacer más general su pregunta. Con un dedo señala hacia arriba:

VALENTÍN
¿Está Raúl?

Silencio.

Valentín vuelve a poner el sombrero en la cabeza de Jennifer y a continuación se dirige a la escalera de caracol, siempre provisto del infantil sombrero confeccionado con papel de periódico.

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