La novia ensangrentada - Recorte de Prensa

Aparecido hoy en EL PERIÓDICO:

CRISTINA SAVALL
SITGES
Sitges escarbó ayer en los archivos de la filmoteca para hallar las tres cintas que componen un miniciclo dedicado a revisar obras de culto del cine de terror catalán. Es un viaje a los inicios de un género que ahora atraviesa uno de sus mejores momentos. Por ello, se propició un encuentro con voces de dos generaciones de cineastas: una que se enfrentaba al monstruo de la censura y otra cuyo demonio se ha quedado en encontrar financiación.

La retrospectiva comenzó ayer con La novia ensangrentada (1972), de Vicente Aranda, prosigue hoy con A tiro limpio (1963), de Francisco Pérez-Dolz, y concluirá mañana con la Angoixa, de Bigas Luna, que, coincidencias del destino, se estrenó en 1987 en este festival.

En una mesa en la que también participaron Jaume Balagueró, Ricardo Ribelles y Pérez-Dolz, Aranda desveló que cuando rodó esa surrealista película con una mujer vampiro de tendencias lésbicas, el cine atravesaba su noche más negra. "Para sobrevivir rodábamos dobles versiones. La dulce, para las salas españolas, y la dura, la que nos gustaba, con destino a ventas internacionales". Lo curioso es que ningún país se atrevió con la más heavy. Los desnudos, el asesinato de una niña y los corazones arrancados a dos mujeres era excesivo para el puritanismo de la época. Curiosamente, fue editada en DVD para el mercado americano, donde la descubrió Quentin Tarantino, que en su honor tituló La novia ensangrentada a un capítulo de Kill Bill.